Nunca hemos querido hablar con quienes declararon objetivo militar al gremio ganadero y han extorsionado, secuestrado y asesinado a miles de los nuestros, y lo siguen haciendo.
Ayer circuló un panfleto que renueva la declaratoria de objetivo militar al presidente de Fedegán, con los estigmas de siempre, pero haciendo eco también a las acusaciones del Gobierno que estuvieron detrás del despojo arbitrario del Fondo Nacional del Ganado. ¡Tremenda responsabilidad! Debo advertir que a José Raimundo Sojo lo asesinaron en 1995, y a Jorge Visbal le hicieron varios intentos, incluido un rocket a la sede de Fedegán en 2003.
En 2012, fieles a nuestro apego al estado de Derecho, reiteramos que nuestro conducto legítimo era el gobierno y, por ello, no asistimos al Foro Agropecuario exigido por La Habana, pues no consideramos legítimo que el futuro del campo se negociara con quienes lo destruyeron, y menos aún que, bajo la extorsión de la violencia, se negociara con unos pocos narcoterroristas un nuevo orden para 47 millones de colombianos.
Hoy está sucediendo. Con las Farc como alta parte negociadora, no solo se decidió el desarrollo rural, la política antidrogas y el régimen electoral para acomodarse a sus exigencias, sino la política judicial, comenzando con el narcotráfico, un delito mafioso convertido en conexo con el delito político, y la justicia transicional en expediente de impunidad para atender la imposición de ‘ni un día de cárcel’.
Allá se está resolviendo el nuevo orden. Núñez y Caro fueron la dupla constituyente detrás de la Carta de 1886. Hoy, 130 años después, De la Calle y Márquez están al frente de la pequeña constituyente de La Habana. El referendo se cayó porque no tuvo su beneplácito. Allá se decidirá, finalmente, si es plebiscito o Asamblea la opción refrendadora, y también la Comisión Especial Legislativa y las facultades extraordinarias deberán surtir consulta previa con ese poder constituyente a la sombra. ¡Qué digo!, a la luz del día, mientras el Congreso y las instituciones desplazadas observan desde la barrera.
Por ello, si es allí donde se resuelven los grandes temas nacionales, que no en el Congreso de la República; si es allí donde, en pleno siglo XXI, el sofisma de la tierra como factor de riqueza y pobreza ilumina las decisiones públicas sobre el sector agropecuario, pues allí tenderemos que ir a defender los intereses ganaderos.
Si en ese empeño debo ir a La Habana, lo haré mañana mismo. Si debo plantear allí la posición del gremio frente a lo acordado en Desarrollo Rural y frente a salvedades como la producción empresarial, los 20 millones de hectáreas para el Fondo de Tierras y los 9 millones en Zonas de Reserva Campesina, pues lo haré dentro de un marco que garantice el respeto por la opinión ajena y la dignidad de los ganaderos colombianos.
*Presidente Ejecutivo de Fedegán
JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA*
@jflafaurie
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