Columna


Elecciones y gobierno distrital

JORGE TIRADO NAVARRO

17 de julio de 2013 12:00 AM

JORGE TIRADO NAVARRO

17 de julio de 2013 12:00 AM

Cartagena eligió alcalde en un proceso atípico en el que proliferaron los ataques personales de algunos candidatos y escasearon las propuestas para solucionar los problemas de la ciudad. Los debates entre los candidatos estuvieron plagados de intervenciones generales y lugares comunes: parecían espacios para reiterar eslóganes y acuñar frases de cajón, y no escenarios para intercambiar puntos de vista, confrontar ideas y marcar diferencias.
No menos cierto es que fue una campaña aletargada y aburrida, que entusiasmó a pocos. La abstención alta y el voto en blanco -que derrotó a dos candidatos- indican que los aspirantes no motivaron a buena parte del electorado, y que el desgobierno minó la confianza de muchos en la democracia local.
Sin embargo, Dionisio Vélez ganó las elecciones con holgura y contundencia porque la ciudadanía lo percibió como un político joven, descontaminado y cargado de buenas intenciones. Su campaña creó enormes expectativas entre los cartageneros, pues se presentó como un candidato que no llegaría a la alcaldía hipotecado a financistas y políticos, y como un administrador eficiente, capaz de capotear la crisis.
Elegido Vélez sus promesas se convierten en compromisos, y las declaraciones de buenas intenciones (efectuadas en campaña) se transforman en obligaciones vinculantes que la ciudadanía sabrá vigilar y fiscalizar. Pasada la euforia de la victoria a Vélez le esperan enormes retos éticos y de gestión pública.
La ciudadanía eligió a Vélez porque quiere un alcalde honesto. Quiere ver en los cargos del distrito a funcionarios capaces y preparados, y desea que las obras públicas sean ejecutadas por contratistas idóneos. Por eso los cartageneros rechazarían que en la nueva administración la nómina oficial (incluidas OPS), estuviera sujeta al vaivén de acuerdos y componendas, y que la contratación favoreciera el ánimo de lucro de unos pocos. Los ciudadanos desean que la nueva administración sea un modelo de ética pública y la primera prueba será la conformación del gabinete distrital.  
En cuanto a la gestión pública, la ciudadanía espera que el nuevo alcalde ejecute cumplida y racionalmente el presupuesto; amplíe las fuentes de financiación mediante la obtención de recursos del sistema nacional de regalías, el aumento en el recaudo de los impuestos predial y de industria y comercio, y la eventual obtención de crédito nacional e internacional. También confiamos en que podrá terminar Transcaribe, iniciar el plan maestro de aguas pluviales, trasladar Bazurto, aumentar la inversión en educación, mejorar la calidad del servicio de salud y desarrollar programas sociales para reducir el pandillismo.
Alcalde, suerte y manos a la obra.

*Abogado y Filósofo
tiradojorge@hotmail.com

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