Columna


Elías Bechara Zainúm

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO

19 de agosto de 2013 12:00 AM

Ha muerto uno de los colombianos más ilustres. Un hombre que sin tanto ruido, pero en el curso de una labor profesional seria, firme y constante, fue diseñando con paciencia y buen sentido uno de los mayores y más importantes proyectos educativos en Colombia: el doctor Elías Bechara Zainúm.

Fue ante todo educador; esposo y padre ejemplar: preclaro conductor de varias generaciones; fundador de instituciones que hoy por hoy son orgullo del país; orientador de juventudes; congresista brillante y prestante servidor público; sereno analista de la realidad local, regional y nacional; hombre recto en las palabras y en los actos, persuadido de la autenticidad como forma de vida legítima; convencido, por su experiencia, de la necesidad -en gran parte no satisfecha- que tiene Colombia de formar integralmente a los profesionales del futuro.

Su ideario está plasmado en los principios que profesan los docentes que han obrado bajo su conducción y los miles de estudiantes y profesionales que se han formado dentro de los lineamientos de la alta calidad educativa que, en distintas carreras, supo concebir con visión de futuro y dispensar con generosidad, en el entendido según el cual, independientemente de la profesión de cada uno, todos tenemos -o debemos tener- una infraestructura axiológica que, unida a la solidez del conocimiento y al criterio profesional específico, nos permita brindarle a la sociedad elementos válidos, concretos y eficaces para configurar el porvenir de la colectividad, sin necesidad del engaño tramposo ni de la promesa vana.

La Universidad del Sinú, cuya fértil actividad académica en Montería -40 años-, en Cartagena y hoy en Bogotá, constituye reflejo de una personalidad forjada en la disciplina. El esfuerzo y dedicación del fundador y su alto sentido del deber, lo consagran hoy como una de las más altas figuras de la educación superior en Latinoamérica.

La base académica que Elías Bechara estructuró se caracteriza por su solidez: en ella, los valores y principios no son simples declaraciones teóricas, porque si se analizan con cuidado los programas y los planes de estudios de las distintas carreras que fue abriendo, se puede palpar sin dificultad el profundo concepto humanista que los anima.

Quienes creemos en la libertad, en la justicia, en la democracia y en el Derecho, rendimos sentido homenaje a la memoria de Elías Bechara Zainúm -cuyo aporte al país ha sido inmenso- y lo presentamos ante los colombianos como paradigma de virtud y fortaleza. Es verdaderamente honroso haber asumido el compromiso de ser continuadores, en la cátedra, de su fecunda labor educativa.

Elías Bechara ha desaparecido físicamente, y en tal sentido deja un inmenso vacío. Pero, si consideramos su obra, podemos afirmar que sobrevive y se prolonga en ella, toda vez que el benéfico influjo de su espíritu, de los valores y principios que profesó y de la recta conducta que caracterizó su vida, seguirá proyectándose en la formación de las nuevas generaciones.

*Abogado

jgh_asist@hotmail.com

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