El progreso es una actitud mental, reflejado en la forma cómo pensamos y actuamos. De cómo alimentamos nuestros pensamientos, dependerá nuestro futuro.
Al igual que sucede con los hijos, debemos tener cuidado de la manera cómo alimentamos los pensamientos de nuestra sociedad. Recuerda, hay personas que se levantan diariamente con el convencimiento de que todos sus males y sus problemas son por culpa de otros. Quien piensa que sus fracasos dependen de los demás (léase por el gobierno, la clase política, los ricos, su condición económica, su color de piel, la mala suerte, su familia, en fin); pues siempre tendrá la excusa perfecta para no asumir su responsabilidad. Se inmovilizará socialmente. Quien piensa que no puede, asumirá una actitud pasiva ante la vida y siempre esperará que otros acudan en su rescate.
Afortunadamente, en la vida también existe la otra cara de la moneda. Y me estoy refiriendo a aquellas personas que son capaces de salir adelante, aún con las peores adversidades que uno pueda imaginar. Es gente emprendedora que no delega en otros su destino. ¿Y sabes por qué? Porque encontraron a alguien que les educó a creer en ellos mismos. Por eso digo que no hay nada más loable que un pueblo empoderados ante la vida. El discurso es completamente diferente. A la gente hay que enseñarles que ellos pueden.
Dos casos típicos de pueblos empoderados en Colombia son los paisas y santandereanos. Desde hace rato se vendieron la idea de que ellos son unos verracos trabajadores, y adivina qué… pues actúan como tal. Ya tienen el “mandato” pegado a su ADN. Y lo bueno de todo es que los barranquilleros también se están montando en esa película. Efectivamente, con dos alcaldías buenas en “curramba la bella” y ya tienen el mismo nivel de orgullo de ciudad que la gente de Medellín (81%). Lo que significa hacer las cosas bien y usar el lenguaje colectivo que corresponde.
En el caso de Cartagena, me duele decirlo, nuestros mensajes colectivos no han sido tan proactivos que digamos. Tenemos demasiada gente – mucha de ella convencida que está ayudando – que se la pasan promoviendo el rencor, el pobreteo y la victimización. Fomentar culpabilidades no es la solución. Entregar la ayuda como limosna, tampoco. Como dije antes, es lo contrario: cuando la gente aprende que puede construir sus sueños por sus propios medios, eso no tiene precio. Le regalas esperanza, control a sus vidas y optimismo.
jorgerumie@gmail.com
Comentarios ()