Columna


En un beso, la vida

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

31 de agosto de 2013 12:00 AM

Estar enamorado y amar significan mucho, por no decir todo. Al igual que ser y existir. Ser también parece “ir siendo” todos los días. El amor necesita decidir y padecer. Pero amar también es sed y agua, crepúsculos y lunas, dulzura y amargor, pasión y nostalgia, celos, miradas, reparos, besos, caricias, entrega y hasta resentimientos.
Pese al crecido número de grandes “sentidores” y músicos del espíritu que son los poetas, no llegamos a definir esa pasión. Todos los ensayos, poemas y cantos se quedan por debajo de ese sentimiento intenso que desgarra, de esa exquisita enfermedad.
En una novela estupenda, “En un beso, la Vida”, Rosaura Rodríguez nos atrapa en un canto al amor. Una trama que seduce y nos integra hasta el final. Un “amor esencial” que sería sustancia en Spinoza, quien nunca creyó en el libre albedrío. Regirse por la razón es enfrentar la sumisión y la angustia. Sustancia con proximidad al absoluto. Una prosa suelta, chévere, en esta narración con un canto sublime al amor. También asocia este noble sentimiento con el  pesar, y la  adversidad.
Se maneja el concepto de lejanía y frustración donde el amor perdería volumen, pero seguiría “manando en el subsuelo de la conciencia... Y no moriría. Su calidad sentimental perdura intacta”. Se logra una proximidad más profunda que la espacial.  
Se vive la novela con  intensidad. Se asocian amor y pesar. Gabriel y Galán hace ya largos días, confesaba “como amar es sufrir, también aprendí a llorar”. Ortega y  Gasset en precioso ensayo, con algo de dogmática pretensión, destacaba que para medir el amor por una persona, se debe comparar con la capacidad de sufrimiento que podemos resistir por ella. ¡Tanto sufro, tanto quiero!
Pero esta narración no es un culebrón de lloriqueos. Ni un simple relato que divertiría a Freud. Es una bella historia con las entretelas del alma, un compendio de vivencias y circunstancias alrededor de un amor que terminamos siguiendo con pasión.
Cómo será el amor que pese a los peligros que trae y al padecimiento que implica, lo buscamos, cuidamos y llegamos a pensar que es lo más hermoso que nos puede pasar, o nos pudo haber pasado. Además, todos creemos haber amado más y con mayor fuerza que los demás.
El relato está estructurado con rigor. No sólo es un palpitante canto de un gran amor. Su intensidad y complicaciones no nos abandonan.
Con humildad y admiración recomendamos esta estupenda novela que inquieta y divierte. Que nos embarca en un viaje esplendoroso de sombras y luces, fuerza y debilidad, sin los patetismos de ocaso que propician sensibleros momentos.
Tenemos un relato que quedará en los ojos y sentidos de todos sus lectores. Preciosa la novela de Rosaura.

abeltranpareja@gmail.com

 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS