Columna


Encuestas

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

08 de junio de 2014 12:02 AM

Hace cuatro años dije, aquí mismo, que en Colombia el que encuesta elige. ¡Pobre de mí! Una periodista amiga, a través de la W, no me dejó hueso sano porque, a su juicio, yo estaba todavía en la Edad Media y era una gran mentira afirmar, como lo hice, que no era improbable que porcentajes arbitrarios forzaran, sobre todo a los indecisos a quienes no les gusta perder, a votar sin ninguna convicción por quien punteara la liza.

Anteayer, la divulgación de cuatro encuestas –una de Napoleón Franco, otra de Datexco, otra de Gallup y otra de Polimétrica– produjo datos tan diferentes que lectores y oyentes se descarrilaron. La primera le daba a Zuluaga una favorabilidad del 49% contra un 41% de Santos, la segunda le daba a Santos una favorabilidad del 41% contra un 37% de Zuluaga, la de Gallup arrojó un empate técnico (48% de Zuluaga contra 47% de Santos) y la de Polimétrica un 43% de Santos contra un 39% de Zuluaga.

¿Hicieron las cuatro firmas su labor en el mismo país?

Sí, la hicieron en Colombia y todas presentaron sus fichas técnicas y agregaron sus análisis, acolitados por graves y severos analistas políticos que no disimularon sus simpatías por uno u otro candidato. Ahora entiendo menos que antes, contestó un transeúnte entrevistado por Cable Noticias luego de que El Tiempo publicara las cifras de Datexco y RCN Radio las de Napoleón Franco. La hermosa presentadora de Cable Noticias concluyó su informe diciendo que como cada candidato ganó dos encuestas había un cabeza a cabeza.

Ante un panorama tan desalentador, no queda de otra que examinar por dónde van las apuestas de los conglomerados económicos que son dueños de los medios que contratan y divulgan lo que ya, en la calle, en los cafés y en las reuniones políticas, llaman “chismografía estadística”. Qué podemos hacer si, gústenos o no, los “trust” son los beneficiarios del poder político y es explicable que se peleen entre ellos el primer lugar en la privanza del príncipe. 

En Panamá, hace apenas días, ganó el candidato que figuró siempre de último en los sondeos.

Se ha sumado, pues, a la insensata polarización de una campaña en la que la oposición se alzó hasta con los favores de la Policía y el Ejército de la Nación, una danza de números que desfiguran la intención de voto de un pueblo que, de acuerdo con otras encuestas, es el segundo más feliz del mundo. Importa, mucho más, que ese pueblo feliz no se percate de que le recortan una visión del futuro que pueda trascender el lastre de un presente instantáneo.

PERDIGÓN. Una frase que le escuché ayer a Óscar Iván Zuluaga me puso a las puertas de una fonoaudiometría. Dijo el candidato: “Soy un hombre independiente”.

carvibus@yahoo.es

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