Columna


Energía solar, energía social

LUIS FERNANDO ARBOLEDA G.

18 de septiembre de 2016 12:00 AM

En los últimos años, hubo grandes avances tecnológicos en la producción de electricidad mediante la energía solar y en el almacenamiento energético que la hace viable. El coste medio de las células fotovoltaicas de los paneles de captación es hoy una décima parte del precio en 2010.

Pese a los precios bajos del petróleo, el gas y el carbón, en las regiones con mayor radiación solar, este tipo de energía ya es competitiva frente a la generación convencional. Según avanzan las investigaciones, se espera que estos costes se reduzcan aún más rápido.

Esta es una excelente noticia para Colombia y, sobre todo, para nuestra región Caribe, donde hay las mejores condiciones para esta energía por su elevada radiación solar.

La reducción de los costes energéticos es una ventaja decisiva para la competitividad de nuestras empresas, las economías familiares y las cuentas del sector público. Expandir un modelo descentralizado, basado en energía más barata, no contaminante y que tenemos en cantidades inagotables es una gran oportunidad.

Extender estos sistemas energéticos en nuestras ciudades es una de las iniciativas con mayor capacidad para aumentar sus atractivos, mejorar la calidad de vida y orientar el desarrollo urbano hacia modelos más sostenibles. Especial interés tiene este enfoque en los proyectos de vivienda social, así como en colegios y hospitales. Incorporar las energías renovables, junto con diseños bioclimáticos, reducirá los costes energéticos en estos espacios esenciales para la inclusión social y configurará auténticas EcoComunidades.

Los beneficios de usar energía solar en las zonas residenciales y productivas del Caribe son más evidentes al ver las oportunidades para las zonas rurales y con mayores brechas de desarrollo. Es un modelo valioso para resolver los problemas de las áreas con baja densidad de población y escaso presupuesto.

Al tener fuentes energéticas seguras y competitivas es posible el acceso al agua, mediante pozos y bombas de elevación, en muchas zonas sin este recurso. Pequeños establecimientos agroindustriales, empresas de servicios y turísticas mejorarán su competitividad con estas nuevas fuentes de suministro energético. Será posible que todas las comunidades rurales, donde estén, accedan a servicios avanzados de telecomunicación o equipos médicos.

Las enormes posibilidades de estas nuevas circunstancias contribuirán a transformar nuestro territorio. En el proyecto Diamante Caribe y Santanderes, el impulso a la energía solar aparece como una de las iniciativas que pueden incidir ya en un desarrollo equitativo, sostenible y competitivo. Es el momento de poner en marcha un gran proyecto nacional para expandir este nuevo modelo energético, creando las condiciones financieras, técnicas y regulatorias para implantarlo.

Extender estos sistemas energéticos en nuestras ciudades es una de las iniciativas con mayor capacidad para aumentar sus atractivos (...)

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