Columna


Engaño y desconfianza

JUAN FRANCISCO CONRADO OVALLE

03 de noviembre de 2016 12:00 AM

El proceso para refrendar los acuerdos de paz y la posterior etapa de renegociación que se ha abocado luego de conocido el resultado del plebiscito del dos de octubre, ha estado signado por dos actitudes: engaño y desconfianza. Lo primero se manifestó en la campaña para seducir electores para votar, de allí que en muchos sectores de la sociedad se señale que quien no miente y engañe, no sirve para hacer política en nuestro medio.

La decisión del octubre negativo no fue la excepción, fue así como salieron a relucir posiciones o argumentos que poco o nada tenían que ver con lo consignado en los acuerdos, creando miedo y rechazo al ponernos un espejo para que nos viéramos al borde de un abismo como hoy se encuentra la hermana República Bolivariana de Venezuela, la destrucción de la familia como núcleo de la sociedad o señalar la indignación por los emolumentos millonarios que recibirían los subversivos desmovilizados.

Prueba de toda esa propaganda engañosa es que en las manifestaciones o posiciones por parte de quienes fungen como ganadores con el No para lograr un nuevo acuerdo que ponga fin al conflicto armado con las Farc- EP, es muy poco lo que esgrimen sobre los argumentos que motivaron al elector y por el contrario sacaron a relucir sus verdaderos intereses que en el fondo se orientan a defender posiciones de determinados grupos de presión interesados en que en el país poco o nada cambie, como si tuviéramos indicadores sociales en niveles de pobreza, educación, salud, seguridad ciudadana, movilidad y en general calidad de vida en la inmensa mayoría de colombianos que pudiéramos mostrar a nivel internacional con orgullo.

Las convocatorias del presidente a los grupos promotores del No debe conducir a estructurar de manera rápida una propuesta que modifique y ajuste el acuerdo firmado, para ser discutido en La Habana con las Farc- EP, sin embargo este propósito ha estado marcado por la desconfianza, un factor que no contribuye a que se avance en las conversaciones y se arme la oferta oficial del gobierno. El momento exige despojarse de intereses personalistas con miras a sacar dividendo políticos futuros.

Es importante no desfigurar la mesa de negociación, la comisión del gobierno no puede perder su rol de negociadora para convertirse en mensajera de las propuestas de los del No, por ello, sería de buen recibo que ésta se ampliara con representantes de estos sectores, haciéndolos partícipes del equipo negociador para que expongan sus argumentos y debatan directamente en La Habana con los verdaderos contradictores, las Farc-EP, y así construir el acuerdo final entre todas las partes.
**Ing. Industrial, Consultor Empresarial
*Rotaremos este espacio para mayor variedad de opiniones.

COLUMNA MÓVIL*
JUAN FRANCISCO CONRADO**
Jconrado51@yahoo.com

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