Columna


Engrandecer las Fiestas

BERNARDO ROMERO PARRA

11 de febrero de 2016 12:00 AM

Desde hace muchos años las celebraciones de independencia de Cartagena han decaído como una fiesta popular donde el pueblo muestra su alegría a través de expresiones autóctonas. Las causas pueden ser la improvisación para realizarlas y la indiferencia de los estamentos sociales en la preservación de las buenas costumbres, el sentido de pertenencia y la valoración del espíritu cívico de nuestros antecesores, que nos dejaron honroso legado de liderazgo escribiendo grandes páginas en la historia patria, como la del 11 de noviembre de 1811.

Las festividades no pueden limitarse a un desfile de carrozas de reinas populares y departamentales, y a los actos del Concurso de belleza. Es necesaria una planeación que involucre a la ciudadanía como protagonista esencial de cada acto festivo, desde la transmisión del conocimiento sobre la historia, hasta la reeducación festiva de la población para que adopte nuevos y mejores comportamientos, como lo afirma el profesor Alfonso Arce cuando dice: “los actos festivos, son para la integración, goce y disfrute de quienes participan en ellos y no para la destrucción y la violencia”.

El Concurso nacional de la belleza debe seguir como un elemento del conjunto de jornadas cívicas, folclóricas y culturales planeadas para la celebración novembrina, al igual que el reinado popular, pero no deben ser los actos centrales. Hay que establecer con firmeza cuál es la expresión folclórica de la ciudad para promocionarla, cuáles son los disfraces, las comparsas y demás tradiciones, para crear imágenes que le den una nueva identidad a los festejos, como en otras ciudades.

La planeación y dirección de las fiestas no pueden seguir siendo apenas un programa de una dependencia sin la infraestructura logística, financiera y académica, como el IPCC, y debe ser asumida por una entidad que tenga la función exclusiva de gerenciarlas para ofrecer a nativos y foráneos una versión revitalizada de nuestros jolgorios, con la visión de  convertirlas en un atractivo para los propios cartageneros y para la nación y el exterior. Con tanta multiculturalidad local es posible soñar con un cumbiodromo, champetodromo, salsodromo, festival de bandas y grupos vallenatos, noches de capuchones y grandes conciertos gratuitos para la población, con artistas locales e internacionales, solo falta voluntad política.

Los cartageneros no podemos seguir siendo espectadores de la problemática local, y debemos asumir el liderazgo en pensamiento y acción en los procesos de transformación hacia el desarrollo integral de nuestra ciudad. Da lástima que el talento de nuestros artistas engalane las celebraciones ajenas y en su propia tierra sean menospreciados.
Comunicador Social Periodista

*Rotaremos este espacio para una mayor variedad de opiniones

COLUMNA MÓVIL*
BERNARDO ROMERO PARRA
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