Una presentación en Power Point, que muestra cómo una expresión matemática tan sencilla como 1 + 1 = 2, se puede hacer tan compleja como uno quiera involucrando expresiones trigonométricas, logarítmicas, matriciales entre otras para enredar incautos, fue utilizada por su autor para ejemplarizar a los profesionales que suelen utilizar el conocimiento para presumir de erudición, intimidar o sacar provecho de los demás, quienes ante la imposibilidad de dominar todos los campos del conocimiento, se convierten en sus víctimas. La presentación va dirigida a los abogados, pero aplica a muchos más, aun a tecnólogos.
También podemos diferenciar a las regiones del país por esa habilidad de enredarlo todo, y a los demás. El premio de la mayor simplicidad y claridad se lo llevan los costeños, y descienden progresivamente en el escalafón, las regiones, en la medida que se apartan de la costa y se acercan a la capital. Enredar se convierte para ellos en una forma de ganarse la vida.
Es otro tipo de violencia, no física, pero tal vez más lesiva que esta porque causa daño psicológico y financiero, con el agravante que el engaño al ser tan difícil de demostrar, es imposible de demandar.
Y muy bien que su autor haya utilizado las matemáticas para mostrarlo, porque si algo persiguen los matemáticos, los físicos, los ingenieros, en fin los que trabajan con las llamadas ciencias exactas, es llegar a la más simple de las expresiones, con el fin de comprender y hacer comprensible, el asunto que se investiga o se aborda.
La divertida presentación me trae a la memoria la famosa conciliación con la que la empresa que hoy se llama Electricaribe, engañó hace 15 años a millares de colombianos con la participación cómplice (intimidados desde arriba, o sobornados, vaya a saber) de los inspectores de las oficinas de trabajo en toda la costa. El párrafo clave está tan enredado, metieron la mano tantas personas, que ninguna de ellas lo entiende en su totalidad, y la misma empresa lo viola, a pesar de que el documento se autodeclara cosa juzgada.
En este caso el engaño es muy fácil de demostrar (y en casi todos los casos si los jueces quisieran) valorando los efectos de la conciliación. Es imposible concebir un acuerdo en el que, asumiendo que las partes concurren libremente, una se beneficie perjudicando a la otra: la sola desproporción de beneficios y perjuicios delata la maniobra. La empresa pisoteó todos los llamados principios superiores y universales de las relaciones laborales, y este tipo de acuerdos, y ningún gobierno se ha atrevido a mirar con lupa lo acontecido.
Para puntualizar uno sólo de los aspectos, al momento de compartir las pensiones con la de Colpensiones, la empresa reduce la mesada 14, o prima de junio, ignorando el principio del mayor valor que se obligó a pagar en el acta de conciliación.
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