Con el anuncio de una inversión de US$ 93 millones, Mintransporte y la ANI autorizaron modificar la concesión del muelle de Compas, lo que significa un visto bueno para que en la bahía interior amplíen su capacidad de operación.
Para triplicar el volumen de carga triplicarán el tamaño original de la isla del Diablo, que dejará de serlo con el autorizado segundo relleno de 4,68 ha. Pegada al continente, desaparecerán aguas y manglares.
Admiten modificar el territorio Distrital, el POT, e ignorar políticas de adaptación climática al eliminar un espacio de captación en un cuerpo de aguas semicerrado. Algranel se duplicó y una zona de parqueo triplicó su tamaño.
Potenciar así el negocio portuario implica desconsiderar la capacidad de carga del ecosistema y los riesgos para las comunidades.
Sin plan de ordenamiento costero es discutible la conveniencia y legalidad de acumular más “acreciones antrópicas”. Abrir esa puerta desata el afán de lucro -espejismo o realidad- de recibir más carga e invita a que otros aleguen el mismo “derecho”.
No hay licencia aprobada por la ANLA y seguimos sin saber cuál ley autoriza sacrificar patrimonio público, rellenar el mar y concesionarlo.
Sabemos que Compas ampliará su muelle hasta 110 m, la capacidad en más del 18% y recibirá barcos más grandes, pasando de 2.820.000 t de carga a 3.724.000.
ANI confirmó que según el COMPES 3744 pagarán en contraprestación por el uso de lo que era de todos, 2,3 millones de dólares en promedio anual, y antes pagaban US$ 381,000.
Dirán que el “terreno emergido” no deja de ser público y de allí la concesión transfiere el uso y goce, no la disposición. Que hay un pago y que cumplido el tiempo retorna al Estado junto con la infraestructura.
Pero las concesiones se renuevan y los concesionados no quieren vender, el objetivo es integrar el suelo y valorizar el puerto. Si venden lo cobran como propio al incluir la concesión.
Dice Rudolf Hommes, en Eventos disruptivos, que el oligopolio de la carga va hacia la integración vertical: la operación portuaria y la logística bajo un mismo techo.
Y confirma que la gigante Maersk está en camino de operar la ampliación en la bahía en compañía de Compas, “que acaba de ser adquirida en un 50% por un fondo cuyos propietarios se desconocen”. ¿Quiénes son?
Y remata: “el precio que pagó el comprador del 50% de Compas, es equivalente a 25 veces su EBITDA de 2016. Es 2,5 veces que el de transacciones comparables”.
No ha comenzado el relleno y ya los dueños de Compas obtuvieron una ganancia que no se compadece con lo sacrificado y lo que recibirá el Estado y la ciudad con la concesión.
Esta habilidad negociadora se asemeja a una lesión enorme. Los entes de control tienen que investigar y develar esta viveza de enriquecimiento privado con el patrimonio público.
*Abogado ambientalista y comunicador.
RAFAEL VERGARA*
rvergaran@yahoo.com
Comentarios ()