Columna


Enseñar a nadar al ahogado

MAURICIO CABRERA GALVIS

21 de julio de 2013 12:00 AM

MAURICIO CABRERA GALVIS

21 de julio de 2013 12:00 AM

El jueves pasado el gobierno anuncio un cambio en su política económica: no firmará más TLC, sino priorizará a la política industrial. Según Minhacienda, “Durante los últimos 20 años el enfoque del país ha sido la negociación de TLC, pero se debe cerrar ese ciclo, pues ya está completa la primera fase que nos permite ampliar mercado con más consumidores y más competencia, tenemos que centrarnos en la política industrial”.
Bienvenido el cambio, pero llegó tarde para empresas como la multinacional Bayer, que ese mismo día cerró su planta en Cali, destruyendo 100 empleos, o a la productora de llantas Michelin, que hace un mes hizo lo mismo, eliminando 250 empleos.
También fue tardío el anuncio para otras multinacionales idas de Colombia: Saint-Gobain (vidrios), Kraft (dulces y alimentos), Sanford (lápices y material de escritura) o Varta (pilas). Todas deben estar en la nueva ANDI (Asociación Nacional de Importadores), porque venden aquí, pero productos del exterior.
Son menos afortunadas las 660 empresas manufactureras, que según Supersociedades, entraron en liquidación obligatoria o judicial en la última década. Miles perdieron sus empleos en estas empresas que despidieron trabajadores para sobrevivir a la competencia desigual de la apertura hacia adentro en Colombia. Para todas llega muy tarde el cambio de política.
La apertura y el comercio exterior pueden beneficiar un país, pero en Colombia se hizo de forma ilógica, pues aquí el orden de los factores sí altera el producto. Es muy distinto si la política industrial se hace antes o después de la apertura. El anuncio de Minhacienda es casi una confesión de los errores cometidos durante 20 años.
En los 90 el comercio exterior (exportaciones más importaciones) era 30% del PIB, y hoy es 45%. El ministro podría estar satisfecho con este resultado, salvo que la apertura es hacia adentro: las exportaciones eran el 16,1% del PIB y ahora son el 16,4%; las importaciones duplicaron su participación del 15,4% al 29,4% del PIB. Es el resultado de las bajas de los aranceles agravadas con la enfermedad holandesa por la revaluación del peso.
Cuando se iban a empezar las negociaciones del TLC con Estados Unidos alguien se percató de la necesidad de fortalecer la producción nacional y se planteó una “Agenda Interna” para superar las grandes deficiencias de infraestructura, comunicaciones y baja productividad. Nunca se desarrolló, se quedó en anuncios, con la excepción de las ayudas a los agricultores –AIS- que sí dejó unos cuantos afortunados beneficiarios.
Lo hecho por los sucesivos gobiernos colombianos con la industria es como el caso del papá que tira a su hijo a la piscina para que aprenda a nadar, y cuando se ahoga, entiende que hubiera sido útil enseñarle antes, o darle unos flotadores mientras aprendía.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS