Columna


Entre alegría y violencia

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

02 de julio de 2014 12:02 AM

La alegría no debe convertirse en violencia; si así ocurre, es un fenómeno de incultura que habla mal del individuo, de la familia, de la sociedad y de la nacionalidad, pues allí sale a brote el cúmulo de deficiencias que la personalidad del individuo alberga: incultura, irrespeto, violencia y degradación de valores.

Es lamentable y penoso que un triunfo de un equipo de fútbol active las malas prácticas, las malas mañas, la perversidad, la agresión y hasta el espíritu criminal. Las miles de lesiones registradas y las muertes causadas, deben producir horror, pues nos acrecienta la imagen de país violento en donde la agresividad sale a flote por cualquier detonante, así sea, paradoja incomprensible, para manifestar alegría.

Aquí es cuando a todos nos obliga a tomar medidas para contrarrestar el problema: A los individuos persuadirlos para aprender a autocontrolarse y para saber respetar a los demás; a las cabezas de familia, para no permitir los excesos de su grupo familiar y para exigir buen comportamiento, y a las autoridades, para tomar medidas de prevención y para castigar ejemplarmente a los responsables de los desmanes agresivos.

Que en un país ocurran lesiones personales y hasta muertes por celebrar un partido, es una cosa que a nadie le puede caber en la cabeza y constituye un motivo de vergüenza, desconcierto y horror.

Y también le cabe a los educadores impartir concientización entre los alumnos, para que la pedagogía permita sembrar valores y generar el comportamiento debido en las personas. Si el lamentable panorama que observamos se presenta celebrando una causa común a todos como es el triunfo de Colombia en el mundial de fútbol, como será cuando existe contradictor; no queremos ni pensarlo.

Lo cierto es que además de hacer un llamado a la mesura y a la cultura de la convivencia, también tenemos que hacerlo a las autoridades: Es lógico que haya ley seca, es razonable que la policía salga a las calles y es consecuente que se castigue a los infractores.

Pero creemos también que las programadoras de radio y televisión deberían difundir mensajes pedagógicos para llamar a la cordura e impedir el desorden. Si esto es con los dos primeros partidos, cómo será en una semifinal, o en una final.



edgo01@hotmail.com
 

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