Columna


Escribir no es mi oficio

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

22 de julio de 2014 12:15 AM

Siempre que tomo el teclado para manifestar lo que pienso en el espacio que nos cede este prestigioso diario, me pregunto nuevamente lo que en escritos anteriores he manifestado.

Al mejor estilo de los debates, la consciencia me pide la palabra y me dice, “hoy te ves como un Nobel, pareces un estadista, qué coherencia, el diablo haciendo hostias, deja que te cojan los anónimos, quién lo creyera, qué haces como concejal, por qué no logras materializar los señalamientos, lo que no haces en sesiones piensas hacerlo a punta de columna”, entre otras cosas.

Las voces que emergen de adentro y que algunos críticos llamarán remordimiento, consciencia, hipocresía, yo las llamaría oportunidad de darnos la pela para iniciar una auto reflexión, y contarles a los lectores cosas diferentes. Me referiré también a factores externos que no permiten cambiar muchas cosas.

Inicio en primer orden, con varios medios que informan a la población y que algunos de sus periodistas, al mejor estilo de la FIFA, hacen su ‘mesiada’ por los apoyos personales, cuotas y contratos adquiridos para su oficio o de su familia. 

En segunda instancia, encontramos veedores especializados en vivir del terror y la presión; algunos trabajan con investigadores, funcionarios, periodistas y políticos. El tercer turno los ocupan fiscalía y procuraduría, algunos de sus integrantes son susceptibles a ser permeados para dañar o salvar.

Si hablamos del cuarto, podemos citar a investigadores de contraloría y personería, directores que no deberíamos elegir. La historia ha mostrado mucha relación política, y si revisan los debates de los concejos, hallamos amnistías, planes de mejoramiento, perdones y archivos.

“Como no hay quinto malo”, hay personas de los gremios económicos interesados en el uso del suelo, espacio público, zonas francas, puertos, que colaboran a corroer a la administración pública y que influyentes en la ciudad, emergen o profundizan.

Nuestros congresistas que se concentran en  el poder local y olvidan lo importante de trabajar juntos por Cartagena y la Región Caribe. Eso lo ubicamos en el sexto escalón.

Hablando del séptimo, vemos a ministros que invaden nuestra descentralización. Octavo, la ausencia de una cultura ciudadana. La novena razón es que las Instituciones de educación superior no promueven sus productos científicos, y la más dolorosa es que la pública cada vez que elige nos deja un sinsabor.

Décimo y último, en el Concejo algunos amarrados a lo que diga la casa y muchas de nuestras ideas van al traste por compromisos hechos con el alcalde. Ser coherente con un gobernante no es decirle sí a todo lo que presente, la administración de hoy tiene un defecto, cree que todo concepto jurídico que respalda una decisión o solicitud al cabildo, es inequívoca y que nuestra posición es de guerra o de extorsión.

Hoy tenemos que mejorar la profundidad de los debates, acercarnos más a las comunidades y tener un plan de acción visible con indicadores para la ciudad.

*Concejal

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