Columna


Especialistas no especiales

ROBERTO FORTICH MESA

12 de enero de 2018 12:00 AM

En la sociedad moderna se han puesto de moda los ultra especialistas, personas que estudian áreas del conocimiento bien definidas como la literatura rusa o la caligrafía china.

En carreras modernas como la ingeniería de sistemas, si un joven se especializa en el lenguaje de programación Python, se oye tan excéntrico como si dijera –siguiendo la música- que quiere dedicarse a tocar el oboe. En otra ingeniería, la electrónica, la sobre especialización se evidencia en que ahora, cuando se daña una pieza de un electrodoméstico o de un automóvil, es casi imposible repararla porque nadie sabe hacerlo, y termina uno pidiendo el repuesto nuevo.

En la medicina también es norma que el médico general caiga en desuso y sea reemplazado por especialistas. Si antes remitían a un gastroenterólogo para curar una dolencia del hígado, ahora resulta que el médico idóneo -solamente en hígados- es el hepatólogo.

En este ambiente lleno en exceso de compartimientos, cada quien se convierte en un silo aislado; paradójicamente, aumenta la ignorancia del especialista entre más profundice en un área del conocimiento. 

Por un lado, leer con demasiada lupa algo no impone distancia suficiente para percibir el significado contextual, haciendo que los ultra especialistas naufraguen dentro de sus pequeños nichos de saber.

Por otro lado, pasar tres o cuatro años estudiando algo tan específico es arriesgado porque si eso que uno estudia deja de servir más adelante, los conocimientos adquiridos quedan obsoletos.

Por eso quizá el verdadero valor de los profesionales está en regresar a la generalidad. Por ejemplo, cuando Steve Jobs tuvo éxito con Apple lo hizo porque supo ver la generalidad de unir la funcionalidad técnica de los ingenieros con el diseño de los artistas. 

La tecnología debe facilitar la formación de “toderos” del conocimiento. Ahora que las preguntas superficiales se responden en un santiamén tan sólo ‘googleando’, y que no es tan necesario memorizar fechas, nombres o datos, se libera tiempo para que surjan profesionales más multifacéticos.

Algo de esta tendencia ya se aprecia en el deporte, con la creciente popularidad transdisciplinar del ‘crossfit’, cuyo entrenamiento toma prestados ejercicios de deportes disímiles. También cobran vigencia carreras como la economía y la filosofía, que brindan una panorámica amplia del funcionamiento de la sociedad.

El periodismo, los negocios y la política son campos particularmente fértiles para generalistas, sabelotodos curiosos en conocer más de muchas disciplinas y cultivar una amplia cultura general.

 

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