Avanzamos. La justicia es una sola y muestra su última faceta: ¡el derecho de los animales! Suena raro, pero por ahí va la cosa. Ya hay una sociedad protectora de animales, que quizá pasará a la historia como el primer intento de acabar la esclavitud hace ya siglos.
Algunos dicen que el toro bravo nació para pelear, y que el hombre no tiene la culpa de que el toro “se realice” con el torero en la plaza. Ah, y que así se dignifica al toro, en lugar de morir en un matadero.
Yo sé que la afición disminuyó y por eso algunos críticos opinan que no hay necesidad de prohibir las corridas, que se acabarán por “inanición”. Y puede ser. Si las dejamos a la inercia del tiempo las corridas no aguantan 20 años más. Pero a mí sí me gustaría que se acabaran por prohibición, como un acto del hombre, de la humanidad que decide y no que deja las cosas al garete.
Algunas personas, muy serias en lo demás, han dicho: “Hombre, es muy simple; a quienes no les gusten las corridas, no vayan”. El argumento se parece al que quizá hubo en tiempos de la esclavitud cuando se discutía su abolición: “Hombre, la cosa es muy simple: al que no le guste la esclavitud, que no tenga esclavos, pero que no moleste a quienes sí nos gusta”. No igualo al toro a un hombre. Pero es el mismo método argumentativo.
Mientras el hombre se crea con derecho a comerse al animal, que lo mate sin torturarlo. Esto se puede hacer con los animales terrestres. El problema es con la pesca, donde el pez muere asfixiado fuera del agua o ahogado en una red. ¿Habría que inventar una red eléctrica para que el pez muera tan pronto la toque? Y al pescador artesanal, el de cordel y caña, ¿habrá que inculcarle matar al pez tan pronto lo saque del agua, dándole un garrotazo? ¿Cosas del futuro?
No tenemos derecho a torturar al toro y se hace de una manera tan deliberada que raya en el sadismo, que algunos disculpan como “arte”, “tradición”, etc.; que el toro no tiene alma, que no es humano. Yo les recordaba que no se puede torturar a un loco, pero después concluí que este argumento no me servía porque nos llevaría a concebir que podríamos matar al loco, sin dolor, para comerlo.
Hay mucha sensibilización para evitar el maltrato animal, pero en mucha gente sólo llega hasta las corridas. Ahí el “arte” y tradición” destruye lo demás. Y ese fenómeno llega hasta las altas cortes, que sin pudor las exceptúan por “arte” y “tradición”, sabiendo que una ley de la República prohíbe el maltrato animal.
Soy vegetariano porque ya no soportaba pensar lo siguiente: si nos acercamos a un ternero la vaca nos embiste y con eso nos dice: “Señor, Ud. abusa”. Lo único que le falta es hablar y si lo hiciera nos iríamos para atrás. ¿Pero no vale más una imagen que mil palabras?
toribioaraujose
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