¡Este 2017 pinta tan inquietante como interesante! Pronto se revelarán las verdaderas intenciones del presidente electo de Estados Unidos, quien con recursos populistas para ganar las elecciones, podría mostrar la faceta que todos los progresistas temen: la de un gobierno que no tendrá en cuenta las necesidades de quienes se sintieron identificados con un mensaje políticamente incorrecto; que supo aprovechar la rabia de millones de frustrados con un sistema que se aleja cada vez más de los principios fundamentales de esa gran nación.
Y en Europa, se definirán más países entre las extremas izquierda y derecha, con una tendencia mayor hacia esta última, según el decepcionante desempeño de los partidos socialistas, que con la torpeza y soberbia de sus líderes, le abrieron el camino a la continuidad del Partido Popular en España. O el predecible acercamiento al péndulo de la derecha de la poderosa Merkel, en Alemania, quien comienza a ponerse a tono con lo más hondos temores de sus gobernados ante una cada vez más inquietante migración musulmana en sus lares. Ni qué pensar sobre la Francia, cada vez menos cristiana.
Pero será aún más interesante descubrir qué pasará cuando se encuentren los súper egos del zar de todas las Rusias, Vladimir Putin, con el del billonario Trump, cuando éste finalmente pruebe las mieles del poder político, lo único que le falta para cumplir las metas posibles del ‘American Dream’. ¿Serán los fraternos aliados que tanto demócratas como islámicos temen? ¿O brotarán las insalvables desavenencias cuando se enteren que no puede haber dos machos alfa en la aldea global?
Y si por allá llueve… En nuestra Colombia del alma deberemos encontrar los caminos para resolver las profundas tensiones entre quienes consideran necesario hacer más “sacrificios institucionales” para lograr la paz, y que cesen para siempre las masacres, los secuestros y demás violaciones de los DDHH; y quienes desean lo mismo, pero sin tales sacrificios y con los profundos temores de que se ponga al país en las garras del socialismo populista e ineficiente que gobierna en el vecindario.
Los padres de familia tendremos que replantear los presupuestos para soportar la infausta e insaciable glotonería tributaria y presupuestal de buena parte de los políticos que nos gobiernan, al frente de una pseudo democracia, plétora de corrupción y de francachela.
Como hay espacio para mencionar lo propio en nuestra amada Cartagena, queda la tarea para una próxima columna. Entre tanto, para mis amables lectores, un 2017 lleno de salud y prosperidad.
*Abogado
npareja@np-asociados.com
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