Columna


Familias en el perreo

BERNARDO ROMERO PARRA

12 de marzo de 2016 12:00 AM

Cuando en una “familia” sus integrantes no se tratan por sus nombres si no por apodos, nadie se respeta entre sí, imperando el uso de palabras obscenas, las personas mayores  dan ejemplos  como: el abstenerse de ponerle reglas de comportamiento a los menores que crecen  silvestremente, esperan  cada fin de semana para abusar con bebidas alcohólicas embriagándose la mujer a la par de su pareja y haciendo espectáculos grotescos frente a los niños,  aunado al  uso indiscriminado de equipos de sonidos o picós que tienen hora para encenderlos, pero no para apagarlos,  sin importar el perjuicio causado, donde los hijos van a la escuela si quieren y el padre de familia prefiere beberse una cerveza que aportar para una buena alimentación de su hijo,  entonces decimos que en ese lugar no hay quien cierre la puerta, están en el perreo,  término juvenil de la época definido como desenfreno, ausencia de reglas y límites en el actuar.

Esa situación descrita no es inventada, es a una realidad de la Cartagena humana, donde la familia como núcleo de la sociedad se encuentra fracturada dejando de cumplir su misión de formar mejores personas, es allí que se hace necesario la intervención del estado con políticas públicas de restauración al tejido familiar que paren la degradación del ser y brinden un futuro esperanzador a la juventud, un futuro que hoy es incierto por no llamarlo nefasto en numerosos sectores de esta urbe con jóvenes protagonistas del crimen, la delincuencia que mueren a muy temprana edad producto de la irresponsabilidad de sus padres, y el abandono del estado.

En Cartagena, la acción del distrito para la rehabilitación de la familia debe ser prioritaria lideradas por el Plan de emergencia social, Pedro Romero que junto a  entidades del orden local, nacional e internacional debe coordinar la ejecución de proyectos sociales integrales para tomarse por un periodo mínimo de tres meses a los sectores vulnerables con el acompañamiento de las fuerzas militares que aseguren óptimos resultados evaluables y medibles en el tiempo, por ejemplo se podría comenzar esta clase de intervenciones en el barrio la Candelaria, recuperarlo  y luego concentrarse en otro sector como las faldas del cerro de la popa.

Los anarquistas sociales que en su mayoría residen en la burbuja de la Cartagena fantástica, podrían oponerse a estas propuestas de intervención estatal por considerar que atentan contra el libre desarrollo de la personalidad, desconociendo la terrible realidad del nacimiento de numerosos cartageneros que no cuentan con unos padres que respondan debidamente por su crianza y desarrollo humano.

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