El próximo jueves, 24 de enero, Cartagena inicia su novena en honor a la Virgen de la Candelaria, devoción muy sentida de nuestra piedad popular que nos invita a celebrar la cultura del encuentro con recogimiento y respeto. Será un peregrinar, desde muy temprano, para colocar a los pies de Nuestra Señora, las esperanzas de cada uno de nosotros, de nuestras familias y de nuestra ciudad.
Tanto los frailes agustinos, responsables del santuario, como el padre Mahony, párroco de la Ermita del Pie de la Popa, nos ofrecen un Programa que bien vale la pena conocer y seguir y en el cual los peregrinos, visitantes y turistas, encontraran lo mejor de nuestra “cartageneidad”.
Cada día de la novena y hasta el 3 de febrero, se tendrá el Rosario de la Aurora, a partir de las 4:30 am, confesiones y celebraciones eucarísticas cada hora, a partir de las 5:00 am hasta las 8:00 pm. Igualmente, el 2 de febrero, día de la gran fiesta, se celebrarán eucaristías desde bien temprano. A las 2:00 pm el señor arzobispo presidirá la solemne misa campal en la que se bendecirán las candelas, y a las 3:00 pm el pueblo cartagenero descenderá con su Madre hasta la Ermita, donde se celebrará la eucaristía al finalizar la procesión. El regreso a su santuario será el 3 de febrero a partir de las 4:30 pm.
Cartagena es fe, es cultura y es identidad. Por ello no nos cuesta saber unir lo que creemos y celebramos con lo que comemos y degustamos, aquello que es canto y expresión de los cabildos con lo que necesariamente tiene que ser reflexión y sueño de ciudad. La Candelaria es la fiesta que puede iluminar lo más oscuro de nuestras vidas y de nuestras relaciones e iluminar el camino de la ciudad con la luz que viene del cerro. Tengamos presente que las candelas bendecidas son el signo de Cristo, Luz del mundo.
San Lucas, narrando la Presentación del Señor, nos habla del anciano Simeón como un hombre bueno que guarda en su corazón la misma esperanza que tenemos los cartageneros: ver un día “el consuelo” que tanto necesitamos. Llevado por el Espíritu Santo, Simeón se dirige al templo, y justo cuando va entrando la Familia de Nazareth, aparece él con sus gestos maternales, toma al niño en brazos y entona el cántico que recoge el sentido de esta fiesta: “Ahora, Señor, según Tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz porque mis ojos han visto a Tu Salvador a quien has presentado ante todos los pueblos, Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Que la Virgen de la Candelaria reciba como nuestra mejor ofrenda un rosario fervoroso, una buena confesión y nuestra participación en la eucaristía.
Cartagena y sus familias se llenarán de una luz estupenda.
*Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Cartagena.
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