Columna


Francamente

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

14 de septiembre de 2013 12:02 AM

No sé si el Presidente cree que los colombianos somos bobos. Santos, luego del derrumbe en las encuestas toma tres decisiones que tienen más que ver con la reelección que con un acto de contrición o un propósito de enmienda. Analicémoslas.

Empieza con el cambio de gabinete. Dice que este sí es de lujo, el otro, la verdad era bien mediocre, y muestra otra vez que como director de orquesta Santos es flojo. Saldo gerencial en 3 años: 4 ministros de justicia, 4 de medio ambiente, 4 de minas, 4 de interior, 3 de agricultura, 3 de transporte, 3 de salud y 3 de vivienda. Y para premia a dos paquetes con dos de las mejores embajadas. No sé qué opina la Canciller, que cuando era embajadora, se quejaba de los políticos en su embajada. Será que como tienen apellidos de renombre y son amigotes del Presidente, deben ser mejores.

Toma otra decisión: no aplicar el fallo de La Haya hasta no negociar un tratado. Diez meses después de pedirle, de implorarle, de rogarle no acatar la decisión de esta corte, se decide. Sin duda, para ganar puntos ante la opinión, pues tuvo 10 meses y la fecha no es coincidencia. En ese desplome de favorabilidad tiene que agarrarse de algo y nada mejor que ese sentimiento nacionalista que despertó el fallo. Los colombianos, como no son tontos, aunque en Palacio así lo crean, lo aplauden pero tienen claro por qué dio el paso.

Y la tercera, el famoso y cacareado plan o pacto agrario. Ya era hora. Tres años sin política agrícola y con tremendos “troncos” en los ministerios, ahora se despierta, o mejor lo despiertan a punta de paros. Nombró una persona de primera categoría que sí sabe del campo en esa cartera, pero como dice el dicho, muy poquito y demasiado tarde. Además, reversará su reforma tributaria, otro embeleco, para conseguir dinero para el campo. Está bien, pero ya que lo hará, por qué no acaba el Cree, vuelve a los parafiscales y rebaja la tarifa de renta en cinco puntos.

Sin oxigeno ni credibilidad, Santos es rehén de las Farc y del proceso de paz. Ya nadie le cree al anunciar cambios en sus políticas o hacer declaraciones grandielocuentes. Le pasó lo de la fábula del pastorcito mentiroso, que pedía ayuda para salvar el rebaño del lobo y el pueblo acudía para darse cuenta de que era un engaño. Cuando el lobo sí apareció nadie movió un dedo para salvar al pastorcito o a sus ovejas.

Hoy las Farc se comen con tranquilidad las ovejas, el Congreso, la justicia, los campesinos, los medios de comunicación, pues saben que al pastorcito nadie vendrá a ayudarlo. Es víctima de su propio invento. Y las Farc esperan el momento para terminar su banquete con ese pastorcito mentiroso que tantas veces engañó a su pueblo.

FRANCISCO SANTOS
fsantosrcn@gmail.com

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