Columna


Francisco, austero y restaurador

RICARDO TROTTI

20 de marzo de 2013 12:00 AM

RICARDO TROTTI

20 de marzo de 2013 12:00 AM

Hubo en la historia papa bueno, sonriente, viajero y hasta usurpador. Pero ninguno tan austero como el jesuita Jorge Mario Bergoglio, de claro contraste con una época frívola y secular que el escritor Vargas Llosa define como la “civilización del espectáculo”.
La sorpresa por la elección del cardenal argentino se disipó apenas vistas sus primeras señales y tras honrar a San Francisco de Asís, asumiendo su nombre y vida austera. Su rebeldía a los lujos y protocolos, reveló que es el ideal para lidiar con una Iglesia donde el diablo pareció meter la cola y Dios dormir, como dijo Benedicto XVI antes de renunciar.
Francisco llega en una época de profunda introspección de la Iglesia. Tendrá que imponer en el Vaticano la practicidad que usó en Argentina para renovar y transformar a una curia demasiado conservadora y ensimismada. Debido a su edad y a que la restauración llevará tiempo, la renovación sobre cuestiones de dogma quedarán para otro papa.
Francisco estará encargado de dejar la casa en orden como le pidieron a San Francisco. Foráneo a la burocracia y los intríngulis políticos del Vaticano, será más objetivo para limpiar, buscar transparencia, y descentralizar el poder. Mayor autonomía de prácticas católicas en otras culturas, un liderazgo más compartido con los laicos, más prominencia de las mujeres y el celibato como opción, ya no serán temas bajo la mesa.
El nuevo papa es pragmático y tal vez algunos cambios se avecinan. En su arquidiócesis en Buenos Aires calificó de fariseos a los curas que no permitían comulgar a las madres solteras, una contradicción a la firmeza de la Iglesia contra el aborto. Y siendo no tan ortodoxo como sus antecesores, tal vez pronto se discuta si los divorciados podrán casarse por la iglesia y sobre métodos anticonceptivos para evitar el sida.
Con su elección, la Iglesia reconoce a Latinoamérica, no porque es donde vive el 42% de los 1,2 billones de católicos, sino porque es la región más desigual del mundo y la de la renovación, que inspiró el Concilio Vaticano II.
Francisco entiende que la reivindicación de los desposeídos es la esencia del dogma cristiano. En su primera misa con los cardenales les pidió renovar la tarea misionera del cristianismo y que la Iglesia se transforme en una ONG asistencialista.
El cardenal nunca se amilanó y ahora empiezan a conocerse detalles sobre su obra evangelizadora entre los pobres. Es fácil augurar que su liderazgo y ejemplo unirán a la Iglesia, habrá mayor conexión con la gente, los feligreses retornarán a las parroquias y aumentarán las vocaciones.
El papa Francisco ya hizo historia. Si Dios le concede sabiduría y salud será un gran restaurador de la Iglesia y limpiará el camino para que otro papa la renueve. Su austeridad y magnetismo harán el resto.

trottiart@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS