Columna


Gallina de huevos de oro

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

30 de agosto de 2016 12:00 AM

Quienes ejercemos la administración pública no podemos permitir que una empresa como el turismo (genera más de 200 mil empleos directos e indirectos), siga afectándose por actos equivocados y por errores en la planeación.

Que no nos falte la convicción de ser una ciudad turística, por eso todos debemos estar preparados y el gobierno proveer las normas, los estímulos, y apoyo que merece el sector.

Sin embargo hay una serie de problemas que nos hacen ser poco competitivos, por ejemplo taxis en mal estado, conductores en camisilla, volumen a todo timbal, especulación de tarifas, suministro de alimentos en playas con cocinas improvisadas, el acoso de los vendedores que tanto incomoda al visitante.

Ante esta realidad le corresponde a la administración pública normatizar y decidir sobre lo que más ingresos per cápita genera en la ciudad para nuestra gente. Para ello debe organizar el turismo y realizar una reestructuración administrativa donde haya una oficina exclusiva que regule, apoye y sancione sobre turismo.

Todo suma y nosotros como ciudad debemos implementar las medidas que vayan en beneficio de nuestros clientes. Sugerimos; los conductores que presten servicios turísticos deben estar bien vestidos, que al subir el pasajero le pregunte su gusto musical, si quiere leer la prensa, por supuesto con buen manejo mínimo del inglés.

Pero imagínense ahora con el pico y placa los sábados el turismo que viene de la costa y del interior en sus vehículos, tienen que guardarlos por la absurda medida y obligarlos a pasar la de San Quintín con este transporte público tan deficiente. Alcalde, el sábado no hay clases y muchas personas trabajan hasta medio día.

En el caso de los hoteles, pagan una sobretasa energética que le descuentan a las empresas, sin un plan gradual de sus prediales. Con la infraestructura vial que tenemos se requieren decisiones que van por encima del pico y placa. Expropiar una franja de la Base Naval puede ser solución aunque no es fácil luchar con el ego que generan los uniformes.

Zapatero a sus zapatos, el control vehicular del  tránsito y espacio público debe ser convenido en su totalidad con la Policía Nacional, que si bien tiene agentes de picúa, a ellos los rige un reglamento que nos hace fácil actuar (teniendo pruebas lógicamente); cosa distinta pasa con las órdenes de prestación de servicio.

Mientras tanto nos hablan de las marinas, de los palos en la rueda, del desarrollo del beneficio buscando el ahogado río arriba, cuando nuestra  competitividad se obtiene primero arreglando la casa.
*Concejal partido de la U.

protocoloconcejodecartagena@gmail.com

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