Columna


Goce divino y goce pagano

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

08 de octubre de 2013 12:02 AM

“Mompox, tierra de Dios, donde se acuesta uno y amanecen dos”,  resplandeció con luces y colores, durante dos días, para celebrar los sonidos del Jazz y sus derivados en las plazas, calles blancas e iglesias, en donde cada aldaba, cada puerta, cada ventana, invitan al pasado que le valió el nombre de “Ciudad valerosa”.

Una voz en medio de mi oscuridad me llamó por teléfono el jueves en la noche: “Oye Sara, ¿no quieres ir al Festival del Jazz en Mompox?” Se me iluminó la cara y le dije a mi amiga Gloria Triana que toda la vida había querido conocer a este puerto del Río Magdalena, cargado de historias y leyendas.

¡Qué suerte la mía! A las cuatro de la mañana del viernes 4 de octubre, viajamos a la felicidad con una legión de sociólogas de los años sesenta, del Ministro de Educación Nacional, Jaime Niño Díez, y de Alberto Barrios, conocedor de los Montes de María.

Por el camino, el agudo lente de María Esperanza Palau entrevistó al ministro sobre su vida y su amistad con el padre Camilo Torres, el maestro, el soñador, el político que dio su vida cuando el trabajo campesino era una tarea irremplazable para los revolucionarios de la época.

Durante las largas horas de viaje, el ministro nos hablaba del Frente Nacional, del desarrollo de la educación en Colombia, y entre chanza y chiste nos recordaba las letanías y fábulas de su niñez. Las tres sociólogas, por su parte, estaban bien empapadas del goce pagano y mundano de las figuras políticas en Colombia. ¡Y no quedó títere con cabeza!

¡Por fin llegamos a la villa!, después de cruzar el Río Magdalena en el ferry y llegar a tiempo a la Plaza de Santa Bárbara con su iglesia llena de magia.
Otra vez escuchamos con resignación “la virgen sus cabellos, oh gloria inmarcesible, ¡cesó la horrible noche!”, y la noche se iluminó con un joven pianista cubano y alcanzó su clímax con Alfredo De la Fe, quien descendió de la tarima con su violín, y ¡puso a bailar a la plaza!

Al día siguiente visitamos a los habitantes y nos apropiamos de la gastronomía de Mompox. Visitamos la Feria Artesanal y nos adornamos con la delicada filigrana que identifica a los artistas de la población.

Disfrutamos el grupo “Gospel” de la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar que, en sintonía con los hermanos negros del norte, nos llenó el espíritu de sublimes pensamientos en la Iglesia de San Agustín.

2.320 caracteres no recogen cada verso, cada baile, cada sabor y cada sonrisa del Festival del Jazz de Mompox. Pero son suficientes para felicitar al gobernador del departamento por este evento digno de un “Bolívar Ganador”.

*Directora Unicarta

saramarcelabozzi@hotmail.com

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