Parafraseo la sentencia más famosa de la oratoria política, pronunciada por Cicerón en el Senado, enfrentando a Catilina, autor de sobornos y conspiraciones, ante lo cual Cicerón le espetó: ¿Quosque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?
Como la traducción no hace falta, paso a preguntarme: ¿hasta cuándo Maduro abusará de la nuestra? Más allá de la bravata por el avión para Felipe González, o porque Santos recibió a Capriles en 2013; más allá de los insultos y amenazas de su difunto mentor al entonces presidente Uribe y su ministro de Defensa, el mismo Santos, a quienes trató de mentirosos y paramilitares por el “cobarde asesinato de un buen revolucionario” como Reyes; más allá de los insultos de Maduro a Pastrana y Quiroga, y de tantas sandeces populistas que nos recuerdan el exasperado pero digno “¿Por qué no te callas?”, del rey Juan Carlos; más allá de todo eso, yo me pregunto ¿hasta cuándo?, y me surgen dos preocupaciones sustantivas.
La primera es la seguridad de nuestros compatriotas que permanecen en Venezuela porque allá tienen su pasado y su presente, y muy poco futuro en su propia patria. A los que no se nacionalizaron para votar por el chavismo no se les permite ni siquiera comprar víveres; a los que pretenden hacerse a un mercadito al otro lado de la frontera se les encarcela por contrabandistas, cuando no por paramilitares y conspiradores. Las deportaciones arbitrarias están a la orden del día y las últimas declaraciones de Maduro son una incitación a la xenofobia contra los colombianos. ¿Hasta cuándo entonces? ¿Qué más riesgos deben correr nuestros compatriotas?
Pero más grave aún es el irrespeto a los derechos fundamentales y los valores democráticos, con su mayor expresión en la desaparición de la prensa libre y el creciente número de presos políticos. Pastrana, Quiroga y González han defendido esos valores, tratando más de despertar a la opinión latinoamericana y mundial, que de poder hacer algo ante la contumacia del tirano disfrazado de demócrata, el apoyo ferviente de sus aliados, el silencio de los atrapados en el fracasado socialismo del siglo XXI por sus propios intereses, y las medias tintas de los que juegan a no desairar a Maduro, pero como esperando a que se caiga solo.
La foto de la CELAC en Bruselas lo dice todo. Correa y Evo exultantes al lado de Donald Tunsk, presidente del Consejo Europeo, incómodo ante la tonta arrogancia de sus acompañantes, que más parecen en un “prom”. Europa molesta pero sin aspavientos, ante la pretensión de Morales de condenar las sanciones de Obama a su compadre Maduro, y nosotros, aunque no somos patio trasero de nadie, a veces nos comportamos como si lo fuéramos, pues ningún mandatario latinoamericano en ejercicio se ha pronunciado con la contundencia de Obama.
Mientras tanto, la furiosa locura socialista, que nos tiene en sus planes y comulga ideológicamente con las Farc, sigue destruyendo el sustrato democrático de América Latina, sin que un Cicerón de estas tierras le espete en la cara, como Juan Carlos, ¿hasta cuándo, Nicolás?
*Presidente Ejecutivo de Fedegán
@jflafaurie
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