Columna


Hasta que habló...

JORGE RUMIÉ

23 de junio de 2017 12:00 AM

Hoy quiero contarles una historia curiosa que sucedió hace poco. Resulta que un científico francés de apellido Signoret, inventó hace algunos años un equipo electrónico capaz de programarse para escudriñar en la estratosfera cualquier onda sonora producida por la voz de cualquiera. Dicho descubrimiento, en la práctica, tendría una utilidad histórica de proporciones inimaginables. Según lo observado por Signoret, todas nuestras conversaciones se van almacenando y apilando en la estratosfera, por encima de las nubes; de tal manera que con el referido equipo se podrá escudriñar entre los trillones de trillones de conversaciones de la historia universal. Y como se podrán imaginar, el francés andaba buscando afanosamente cualquier conversación de Napoleón Bonaparte.

Pues bien, cuando Chávez se enteró en su momento del particular invento, convenció a punta de petrodólares al francés para que desviara su pesquisa por los lados de Simón Bolívar. Y lo logró, estimado lector, sólo que la conversación descubierta - luego de varios años de afanosa depuración - llegó apenas en épocas de Maduro, hace unos días. La tarea no era fácil. 

Según me indican mis fuentes, cuando el presidente recibió la noticia, se apresuró en reunir a su gabinete. El misterio era total y la sorpresa inmaculada. Cuando todos estaban presentes, Maduro tomó la palabra y dijo: “Estimados revolucionarios, hoy es un día histórico. Tenemos la prueba reina para mantenernos en el poder. El señor Signoret, aquí presente, logró traer del cielo unas palabras del ‘Libertador’ que solo él ha escuchado y según intuye mi cerebro privilegiado, será de nuestra indulgencia. Eso costó unos dólares, pero no importa. Hágale Signoret, no aguanto más la curiosidad, prende esa vaina”, remató. El francés, con su prosopopeya particular, encendió su aparato y luego de algunos ruidos particulares como de radio desafinado en AM, se escuchó una voz nítida y aflautada que dijo lo siguiente:

“¡Cónchale vale, sargento, dígale a doña Manuelita Sáenz que por favor le diga al idiota ese que me deshonra diariamente, que ‘madure’ y se largue, pana! ¡Que en 10 años han hecho más daños que los españoles en 3 siglos! ¡Acaso no han entendido que los verdaderos libertadores son los chamos esos que diariamente salen a pelear por mi legado!”

Sobra decir que todos enmudecieron en el recinto y Signoret fue expulsado de allí a punta de gases lacrimógenos por la Guardia Nacional. La grabación fue incinerada como en las películas de “Misión Imposible…” 

jorgerumie@gmail.com
 

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