Columna


Hay Presidente, la campaña quedó atrás

GUSTAVO MONTES FERNÁNDEZ

17 de junio de 2014 12:02 AM

7.816.986 millones de colombianos refrendaron un mandato de paz al presidente Juan Manuel Santos en medio de la guerra, una guerra que solo ha dejado sangre, huérfanos y viudas, una guerra estéril de la cual estamos hartos y de allí que se brindó la oportunidad de lograr la paz.

 

Hay presidente, fue lo que se dijo en las urnas este domingo, un presidente con inmensa  responsabilidad que pasa del ámbito electoral para ingresar en el histórico.

No creo en las Farc, para mí siguen siendo los terroristas que como cualquier guerrilla solo conoce de violencia y asesinatos, que asesinaron a mi padre dejándome huérfano a los 17 años de edad, pero terminé creyendo en Juan Manuel Santos y su astuta obsesión por la paz hasta el punto de convencerme de que va por buen camino y de la mano de un equipo responsable ha sabido conducir a los facinerosos al terreno de la paz, en un recorrido que internacionalmente se entiende como de no retorno.

Lo cierto es que la violencia y la orfandad duelen, duelen mucho, como víctima no deseo que le ocurra a nadie más.

La paz integral debe corregir los errores cometidos, el principal es acercarse a la gente bajo el entendido de que la campaña quedó atrás, no se deben reconocer enemigos, sino amparados en la coherencia, construir un mejor país basado en el respeto, la tolerancia y una política social de desarrollo de las regiones olvidadas que por siempre han sido el caldo de cultivo de la guerra.

Así como Santos ha logrado la presidencia de manera clara, sin dudas, de igual forma deben Álvaro Uribe Vélez y Oscar Iván Zuluaga contribuir a consolidar el fin del conflicto y conducir en esa dirección a los 6.905.001 millones de votos obtenidos en las urnas, beneficiando a niños, población vulnerable en especial, clase media, sin dejar de lado a los empresarios y ricos,  enviando un mensaje  serio de que el compromiso es con todos, trabajando la justicia social y dejando de lado el atropello.

Los errores cometidos por el Centro Democrático, como lo que le hicieron a Francisco Santos en la amañada convención, comenzando desde allí mal la campaña de Oscar Iván Zuluaga, tenía que tener su fin de igual manera: mal. Lo que comienza mal termina mal, pero que sea esta la última vez que se recuerde y se pase a un país reconciliado.

También los errores de Juan Manuel Santos, que distante de la gente, se fueron corrigiendo con acertados pasos de César Gaviria, que entendió la dinámica de la política y se rodeó de personas como Carlos Humberto Isaza Rodríguez -el buen hijo de Pereira- quien con don de gente y tras bambalinas acercó inteligente, hábil y oportunamente a una larga lista de colombianos y votos, que por supuesto contaron. Así se hace política.

La Costa tiene que estar contundentemente en la agenda del presidente Santos, principalmente Sucre, uno de los más atacados por la desigualdad y de ello hay que apersonarse, así como de la anciana Mercedes que no votó por Zurriaga sino por Juanpa, para que no se quede en el olvido.

Es pertinente tener la lucidez para saber que la reconciliación no es sinónimo de la permisividad a los actos perversos de los rufianes y corruptos, se debe tener claro que actuar con justicia social es hacerlo con determinación, que no siempre es  popular.

Presidente Santos, tiene usted en sus manos la  bandera que le entregó Colombia, ízela para todos los colombianos.

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