La esencia navideña se profundiza al recordar el nacimiento del creador, el ser supremo que nos ofrece tiempos perfectos y aun en la adversidad, dependiendo de nuestra fe, salva nuestras almas.
Desde la escogencia de sus progenitores empezó a darnos lecciones de vida, buscó a la humilde María y al carpintero José y sin un carnet de EPS, los guió hasta Belén para que diera a luz a quien con sus testimonios de vida debe ser la inspiración de una nueva sociedad. La Navidad se embriaga en alborotos, quimeras y apariencias; si fuese el sentir de la conmemoración del nacimiento de Jesús, seria justificable.
La Navidad se endulza con luces de muchos colores, natillas, pasteles, perniles, pavos y el mejor vino, pero, ¿la inspiración y manifestación de euforia van dirigidas al creador y al prójimo sufrido? Sin duda la respuesta pudiera tener muchas interpretaciones, pero es una fecha que nos lleva a reflexionar lo hecho y aportado a esta sociedad, a la familia, y a la vecindad.
Pero cuando me detengo en las cifras de nuestra ciudad, encontramos que el desempleo es un falso positivo del trabajo informal que no le ha permitido a nuestros congéneres impulsar la educación y calidad de vida de sus hijos.
Cuando cerramos el año con más de 9 mil bachilleres soñando ser la columna de la familia con solo 1000 cupos en la Universidad de Cartagena, cuando el DANE nos dice que 80% de la población cartagenera vive con un salario mínimo y menos, sin prestaciones sociales, cuando la justicia se flexibiliza porque las cárceles no tienen cupo, y cuando la juventud juega con ser los ‘Al Pacinos’ del padrino; el análisis de la Navidad y fin de año tiene que ser con un buen acto de contrición y un buen propósito de enmienda.
Los tiempos para Colombia y Cartagena serán como queramos que sean, con el incremento del IVA al 19%, con la tasación a los astilleros que nos harían perder más de 7000 empleos, con la impunidad de Reficar que costó lo que invirtieron para el nuevo canal de Panamá, y la ausencia de preparación para el posconflicto; quedamos ad portas de embarcarnos en el arca pero sin Noé.
Siendo así, por lo menos los aguaceros correrán por la primera fase del drenaje mientras nuestras ilusiones y sueños serán arrastrados por los otros caños al contaminado infierno de la ciénaga de la Virgen.
Esperemos que cada quien desde su metro cuadrado de vida y de influencia ponga sus ojos y apoye para hacer de Cartagena una ciudad menos crustácea y más humana, para aceptar en esta semana, que es santa, que solo con el sacrificio y aporte sentido de nosotros podemos lograr la salvación de Cartagena y de nuestras almas.
*Concejal partido de la U.
COLUMNA DEL CONCEJO
CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ*
protocoloconcejodecartagena@gmail.com
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