Columna


Humor y Tolerancia

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

20 de febrero de 2016 12:00 AM

El humor es, sencillamente, una posición ante la vida. Es una manera de valorar los acontecimientos, de juzgarse a uno mismo.

Que entiendan bien los pregoneros de la histeria que la vida es y seguirá siendo, la mejor fortuna que un ser humano pueda poseer.

Son diferentes pero suelen acompañarse. Si de algo nos hemos preciado en el Caribe, ha sido de nuestro modo de ser que rechazó el sectarismo en épocas aciagas. Cuando en otras regiones hubo escandalosos episodios, aquí se respetaba y apreciaba al que pensaba diferente. Pero nos contagiamos…

Comienza a deteriorarse ese clima de convivencia. Hay incidentes entre amantes de la paz con viejos amigos que le hacen reparos al  proceso. De otro lado, opositores también llegan a la intolerancia con quienes quieren una paz generosa a ultranza. Se emponzoña la buena relación que siempre existió

Todo se produce por la pérdida gradual del buen humor que nos ha caracterizado. El humor es, sencillamente, una posición ante la vida. Es una manera de valorar los acontecimientos, de juzgarse a uno mismo. Es la expresión apacible y serena del modo de ver las cosas.

El humor supone relativizar; no dar a los acontecimientos más relevancia de la que tienen; ver el lado simpático y ameno aun de aquello que nos parece más negativo; mirar la gentileza y el donaire que surgen espontáneamente en las relaciones humanas; saber encontrar la chispa de gracia que aflora en el corazón de los demás. Descubrir el ingenio y la creatividad para dar a cada cosa su valor y a cada tiempo su oportunidad. 

Una sociedad sin sentido del humor está en grave peligro. Esta abocada a destruir la ilusión, y la alegría. En el fondo no hay nada más serio que el humor, que es capaz de recrear sensatez, comprensión y acogida. Las personas saturadas de buen humor son las que se sienten capaces de mirar los acontecimientos con complacencia y de aceptar a las personas con cordialidad.

Solo puede llegar el humor cuando estamos dispuestos a tomar al mundo como es. Ello no es óbice para que se acometan los arduos quehaceres de una hora difícil. También el dolor, el sufrimiento, el fracaso, la soledad o la desolación pueden tomarse con sentido del humor.  

Que entiendan bien los pregoneros de la histeria que la vida es y seguirá siendo, la mejor fortuna que un ser humano pueda poseer. No vale la pena que transcurra entre caras largas, rostros desencajados o corazones repletos de amargura.

El humor restaura la crispación y facilita la comunicación fluida entre los seres humanos. El humor es el mejor lubricante para hacer mucho más agradable la convivencia y la concordia

Que el hacer la paz con insurgentes criminales no implique deterioro de la tolerancia y el cariño que nos tenemos los que hemos dado soporte a la sociedad con nuestra solidaridad, nuestro trabajo y nuestra conducta civilizada.

Pedimos perdón por el tono ceremonioso y seriote de esta nota, y así abandonar el tono de buen humor que siempre hemos usado los hombres y mujeres del Caribe.

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