Columna


Idus de marzo a los lectores

DARÍO MORÓN DÍAZ

17 de marzo de 2018 12:00 AM

De acuerdo al antiguo calendario romano, el 15 de este mes son los Idus de marzo, que son un período de buenos augurios. En Roma, según William Shakespeare, no lo fue para Julio César, víctima de una conspiración de varios senadores encabezados por Marco Bruto, Casio y Casca. Julio César acababa de regresar de someter las tribus Galas, de contera atravesó el Rubicón, pequeño río que separaba a Italia de las Galias, y allí pronunció la famosa frase ¡Alea Jacta est!, “La suerte está echada”.

Julio César quería repartir tierras al pueblo romano, y esa medida no era bien vista por los senadores de la conspiración. Además, a César lo iban a coronar como emperador, otro motivo de discordia para sus enemigos. El futuro emperador caminaba entre la multitud hacia el Senado, de improviso un adivino ciego le gritó: ¡César, guárdate de los idus de marzo! César no le dio importancia al mensaje y siguió avanzando, y al entrar al Recinto del Senado, al pie de la estatua de Pompeyo, fue atacado con puñales por los senadores encabezados por Casio, Casca y Bruto. César, al ver a Bruto, exclamó: Quoque Brute fili mí; ¿Tú también, hijo mío?

En Colombia los idus de marzo la encuentran en una polarización peligrosa. Ojalá los Idus no tengan efectos catastróficos, similares a los de la Roma antigua de los césares. Este es un país históricamente propenso a los magnicidios y es evidente que los Idus no nos protegen. Basta recordar a víctimas como: Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo Ossa, Manuel Cepeda Vargas y Alvaro Gómez Hurtado, episodios que confirman esa proclividad de las fuerzas criminales a imponerse en la orientación política de la nación.

A los lectores: en el escrito: “Arjona, 13 de Marzo”, del sábado 10 de marzo usé este epígrafe: HISTORIA O MITOS-E.H. CARR historiador de Cambridge afirma que el historiador debe explicar la historia, no juzgarla. La función del historiador es desinflar mitos; debe atenerse a los hechos no crear mitos. Ese epígrafe un, ¿corrector? lo modificó así: “En el libro Historia o Mitos de E.H. Carr”, y agregó el resto del epígrafe. Como autor intelectual de la columna debo informar a mis lectores que ese libro inventado por el ¿corrector? no existe. Eso es un mito, no historia.

Notícula: En el proceso electoral del domingo en Medellín hubo un berrinche por los tarjetones. Con rapidez inusitada y hasta sospechosa se imprimieron cincuenta mil fotocopias de un tarjetón. Vale la pena preguntarle al Registrador: ¿por qué si sólo eran cinco los aspirantes no hicieron un solo tarjetón con los cinco candidatos con sus respectivas fotografías y no dos tarjetones?

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