Columna


Imágenes y apariencias

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

10 de enero de 2017 12:00 AM

El mas reciente escándalo desatado en Colombia por la publicación de videos y fotografías de observadores internacionales de las Naciones Unidas y miembros de la Policía Nacional bailando y posando con miembros de las FARC en zonas de pre-agrupamiento de los guerrilleros, es otro episodio icónico que reafirma que es mas difícil hacer la paz que la guerra.

Bajo la presión de diferentes sectores en Colombia, y la necesidad del Gobierno de guardar apariencias, las Naciones Unidas retiraron sus delegados en la zona de Conejo, en la Guajira, y quizá harán lo mismo con los del Cauca, involucrados en  “actos de cercanía”, que para algunos son de la mayor gravedad, y para otros una elemental muestra de alegría por el final del conflicto.

De manera simultánea, la Dirección Nacional de la Policía se apresuró a abrir investigación contra cuatro uniformados, que bajo el entusiasmo de la llegada del año nuevo, aparecieron sonrientes en fotografías al lado de guerrilleros armados.

Es inverosímil que haya un escándalo con consecuencias políticas y disciplinarias, por algo tan trivial como bailar y departir en la noche de fin de año, entre un grupo de personas que no se suponen enemigos, y que marchan conjuntamente día a día hacia un escenario de reconciliación definitivo.

Guerrilleros, agentes de gobierno, observadores, e invitados a esos animados escenarios festivos, que hoy son blanco de discordias, son seres humanos cuyos roles no los hacen inmunes al entusiasmo y la camaradería, en una ocasión tan especial como la llegada del año nuevo, y mucho menos si trae consigo la consolidación de un proceso de paz en el que están comprometidos directamente.

En los tiempos más aciagos del conflicto armado, militares y policías solían tomarse fotos al lado de líderes guerrilleros muertos en combate; algunos las conservan como trofeos de guerra, y quizá los insurgentes hicieron lo propio. No recuerdo que ello generara investigaciones disciplinarias o sanciones. Si ya terminó la guerra, y el presidente Santos se estrecha públicamente las manos con Timochenko, ¿por qué es causal de investigación que policías se hagan fotografías con sus ex enemigos?

Como era de esperarse, comienzan a surgir nuevos obstáculos en los caminos hacia la paz definitiva, algunos como parte de la dinámica del proceso, y otros construidos meticulosamente por sus detractores. Hay que evitar falsas apariencias; quienes se aterran por lo ocurrido en Conejo, tendrán que prepararse para ver mas bailes compartidos entre ex guerrilleros, policías observadores internacionales, y población civil, y para contemplar abrazos, besos, noviazgos, matrimonios e hijos surgidos de uniones entre antiguos enemigos, porque precisamente la reconciliación puede generar esos resultados.


 

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