Columna


Inconstancia lexicológica

RODOLFO DE LA VEGA

27 de abril de 2013 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

27 de abril de 2013 12:00 AM

Los cartageneros y habitantes de poblaciones cercanas somos inconstantes en el uso de nuestra terminología idiomática. En el decenio de los cuarenta, muchos cartageneros fueron a Panamá donde se estaban adelantando obras importantes del Canal. Los transitorios emigrantes regresaban adoptando la tonada de los panameños y agregando a nuestro léxico expresiones típicas del istmo. Más tarde el éxodo se orientó hacia Venezuela de donde retornaban condichos propios de los venezolanos: al camarada le llamaron “vale”, la papaya se convirtió en “lechosa” y al hombre trabajador llamaron “arrecho”.- Pero para colmo, cedemos ante la más mínima influencia idiomática de otras regiones de Colombia.
En Cartagena conocemos la expresión empanada con huevo que para los los barranquilleros y habitantes del Atlántico es arepa de huevo. A mi juicio los dos términos son correctos y valederos. Pero las nuevas generaciones de cartageneros prefirieron ceder a la influencia de Barranquilla, a tal punto, que si uno solicita en una mesa de frito por una empanada con huevo, no le entienden.
Para la época de brisas los muchachos nos aprestábamos a elevar los barriletes; los de hoy elevan cometas. A la llegada de los primeros autobuses importados, los cartageneros los llamaron “chivas”. Así continuamos denominándolos por muchos años, hasta cuando no resistimos la influencia de otras ciudades y pasamos a llamarlos buses. En Cuba, ni la revolución ha logrado acabar con la denominación de “guagua”.- En Barranquilla desde hace muchos años las tapas de cerveza y de gaseosas las llaman “checas”. No sé qué origen tiene la expresión, pero me parece que está muy bien porque con una palabra de dos sílabas se expresa –sin lugar a dudas- un objeto determinado. Curiosamente ese término no ha calado en Cartagena.
Ayer llamábamos sorbete a la pajuela que se usa para absorber una bebida. Ahora a la misma pajuela le llamamos pitillo y sorbete pasó a ser la bebida.
Al receptáculo comestible para servir los helados lo llamábamos barquillo. Así decíamos en el “Polo Norte”, en el “Ritz” y en la “Heladería América”. Hoy, para que nos entiendan tenemos que decir cono y si el cono es de sustancia parecida a las galletas griegas, debemos agregar “cucurucho”.-
A ese delicioso preparado de repostería que se hace básicamente con harina, huevos, mantequilla, azúcar y polvo de hornear, siempre los cartageneros lo llamamos pudín. Hay el pudín de novia, de vainilla, de chocolate, de naranja, decorados o cubiertos de distintas maneras. Pues se nos han venido encima unas denominaciones foráneas como torta y ponqué. El ponqué parece ser una desfiguración de “a pound cake” (un pastel de 1 libra).- Y la torta es un término muy castizo con un significado muy amplio. Hay tortas de pan, de ñame, de plátano. A mí que me sirvan pudín.

*Asesor Portuario

kmolina@sprc.com.co

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS