Columna


Ingeniería de calidad

JAIRO USECHE

02 de diciembre de 2016 12:00 AM

La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define ingeniería como el “conjunto de conocimientos orientados a la invención y utilización de técnicas para el aprovechamiento de los recursos naturales o para la actividad industrial”.

La calidad y magnitud de las obras de ingeniería de una ciudad ponen de manifiesto su grado de desarrollo y dan testimonio de grandeza. Muestra de ello es la ingeniería icónica que soporta las murallas de Cartagena, el Castillo de San Felipe o los fuertes instalados en la bahía. Los ingenieros tenemos la obligación de practicar nuestra profesión también como forma de expresión artística, cultural y científica que ennoblezca la ciudad.

Lamentablemente, la mediocridad ha permeado la ingeniería, convirtiéndose en una manifestación más del mal gusto que nos invade. Abundan obras mal concebidas, poco proyectadas y pésimamente construidas. Obras hechas con afán de lucro, pensadas para el momento y sin visión de futuro.

En ese contexto nuestra ingeniería luce empobrecida, genera impotencia y descontento. Afecta el sentido de pertenencia y destruye valores. Por el contrario, la ingeniería icónica genera sentido de pertenencia, diferenciación, enorgullece, sorprende, atrae al turismo, produce riqueza y potencia el desarrollo local.

Los ingenieros pasan a la historia proyectando y construyendo obras que honren el entorno, mejoren la calidad de vida y den ejemplo de cómo hacer las cosas bien.

Las obras hidráulicas en Holanda, el Puente de Londres o edificaciones como el Ágora de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en España, son muestra de ello. En nuestro caso, se trata de que impacten positivamente la educación, la cultura, el desarrollo y el sentido de pertenencia por nuestra ciudad.

Cartagena debe adaptarse en el corto plazo a los efectos del cambio climático, un reto que requiere el desarrollo de megaproyectos de ingeniería. Obras que deben ejecutarse con visión de futuro, sin intereses mezquinos, proponiendo las mejores soluciones de ingeniería y un manejo responsable de los recursos. Si estos megaproyectos son permeados por la chambonería, tendremos una ciudad inviable en el corto plazo por los efectos del clima.

Tenemos la gran responsabilidad de formar ingenieros con altos estándares éticos, y como sociedad debemos exigir obras de ingeniería de calidad, proyectadas, diseñadas y construidas con grandeza. De lo contrario, heredaremos a nuestros hijos y nietos obras ramplonas que no sobrevivirán ni trascenderán, como lo han hecho las murallas de Cartagena.
 

juseche@unitecnologica.edu.co

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS