Comenzó la cuenta atrás. Colombia se acerca a uno de los momentos más cruciales de su historia: Decidir un posible cambio de paradigma político, toda vez los últimos años han sido de lo más convulsionados en el contexto de las ideologías. El panorama es confuso e impreciso para la gran mayoría de observadores.
Este escenario de elecciones en Colombia evoca la afamada y revolucionaria serie televisiva “Juego de Tronos”. Esta historia cuenta las luchas entre diferentes dinastías o familias por el control del continente llamado “Poniente”, que traerá consigo sentarse en el denominado “Trono de Hierro”.
Si bien Juego de Tronos es una trama ficticia, nos deja importantes lecciones. Juego de Tronos nos amplia la comprensión de la historia real, permitiéndonos hacer comparaciones con la circunstancias actuales de nuestros gobiernos. De manera particular, Juego de Tronos nos aclara la esencia de la lucha por el poder. En ese marco, vamos ubicando el rol de la mujer, del hombre, de la familia y de los clanes en la consecución del poder.
En el devenir de Colombia, esta lucha de poderes también ha tenido sus intenciones. Tal como en la serie, esta lucha ha estado plagada de elementos importantes como: El manejo de la información, el rol del sexo en la política, la toma de decisiones, el liderazgo, la familia, la casta, las alianzas, entre otros. Todos estos temas han sido válidos en la política del ayer y del hoy.
Colombia se debate hoy en su propio juego de tronos por la consecución del poder. En este escenario, durante mucho tiempo se ha venido cocinando la más radical de las polarizaciones. Las opciones más fuertes son justamente los extremos más notables de las ideologías políticas: La extrema derecha y la extrema izquierda. Estas, como dos fuertes imanes atraen la inclinación ciudadana para elegir al próximo presidente de Colombia.
Ya en las calles se vive la incertidumbre. Desde el mismo 11 de marzo no se habla de otra cosa. Como en un ring de boxeo, en las calles y en las redes virtuales los “rectos”, los “curvos” y los “uppercuts” van y vienen, cuando en realidad ninguno sabe cual será el “jab” o golpe final que decidirá el destino de los contendores.
¿De qué lado se inclinará la balanza? Es preciso saber, que desde cualquier orilla, todos tenemos el derecho a decidir, incluso aunque no elijamos estudiando las propuestas de los candidatos. En Colombia no se elige así, eso es mentira. Principalmente, cada quien desde la ideología de base que tenga o que aprendió, moverá su decisión. Pero aunque las pasiones de aquí en adelante en este “juego de tronos” sean más intensas, nunca se nos olvide que: Siempre será más importante poder ejercer nuestro derecho a elegir para mantener así una democracia plena y efectiva, porque en esa lucha también hemos estado y hasta ahora hemos vencido.
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