La caída del 35 % del precio del petróleo desde junio es un clásico ejemplo de ajuste cuando la oferta excede la demanda de manera continua. Se precipitó al aumentar los inventarios en más de un millón de barriles en 2014. Pero no todo es el mercado, hay también la geopolítica que impacta la corrección, para deleite de los dados a las teorías conspiratorias. En el vértice están los EE UU, principal responsable del exceso de oferta, actual y futura.
EE UU quiere precios bajos porque aún importa más de un tercio de su consumo y porque así estimula la demanda interna y consolida su recuperación. Además, coadyuvan para que sus aliados europeos salgan de la recesión. Y precios bajos son un poderoso instrumento de política exterior: desequilibran a Rusia, reblandecen a Irán y arruinan a Venezuela. Recortan las garras de Rusia, país narcotizado por los hidrocarburos, y frenan su política contestataria del status quo. Los precios altos facilitaron la humillación rusa de Georgia y desmembrar a Ucrania. Petróleo a huevo es más eficaz que tímidas sanciones. Y Venezuela es de paciencia. Esperar a que con precios bajos colapse y arrastre a sus clientes del Alba y Cuba.
Arabia Saudita y sus aliados del Golfo son el otro actor geopolítico. Extraen el 55 % de los 31 millones de barriles de la OPEP. Temen el empeño del Irán chiita por ser la potencia regional dominante. Ellos, sunitas, recelan el peso de 80 millones de iraníes y su cultura milenaria. Pueden estar cómodos bajo el paraguas de la 5º Flota en Bahrain, pero no desean un vecino con la atómica. Precios bajos más sanciones quizá hagan a Irán maleable al negociar. Israel observa interesado, candidato a ser el primer destino de la bomba.
Los aliados del Golfo, con capacidad para aguantar, defienden su parcela de mercado. Saben que hubiesen sido casi los únicos en recortar barriles para que el resto de la OPEP fuera en coche. Razonan que un periodo de ajustes es sano y desestimula producir ese barril marginal que determina el precio. “La caída de los precios se estabilizará por sí sola” dijo el ministro de petróleo Saudí. Quieren desalentar las arenas bituminosas del Canadá, la exploración bajo el Ártico y el petróleo de esquistos. Lo último podría ser ilusorio, dada la velocidad con que disminuyen los costos del fracking en Eagle Ford y el Bakken.
Es mucho lo que en energética une a los EE UU con sus protegidos del Golfo Pérsico, si bien se sacrifica a otros socios con dependencia petrolera, como México, al borde de una explosión sociopolítica. Don Sancho Jimeno cavilaba en 1697 desde su atalaya de Bocachica sobre las marañas geopolíticas de las cortes europeas ante una sucesión sin heredero del trono español. El premio era grande y los riesgos también. En 1701, se desató una gran guerra atlántica.
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