Juan Manuel Santos arrodilló a los gremios. Y los acabó. No le gusta la crítica, sino que le digan lo que quiere oír. En estos tres años acabó a todos los dirigentes gremiales uribistas, o los que defendían su sector con independencia.
Históricamente los gremios son gobiernistas. Pero también defienden sus políticas sectoriales y ganan debates económicos que los fortalecen como interlocutores legítimos del gobierno y sus agremiados. Con Santos no han ganado una, y ni si quiera tienen espacio sincero de interlocución. Un dirigente gremial recibió gran reprimenda del Presidente por criticar la negociación de un tratado comercial y otro fue sacado de una ceremonia en China por criticar que otros dirigentes gremiales no fueran parte de la delegación.
Santos y el exministro Juan Camilo Restrepo sacaron a Sonia Navia como presidente de Fedepapa sin importarles quién se quedara. Hoy tienen a los paperos levantados. Santos, en contra de su ex ministro, puso a un incompetente en la Federación de Cafeteros. Tiene a los cafeteros levantados. Presionó la salida de la Presidente del gremio algodonero. Tiene a los algodoneros levantados. Acorraló a los dirigentes gremiales de las flores y otros sectores apoyados por el gobierno de Uribe, acusándolos de corruptos y los tiene callados. A los lecheros y a los ganaderos los tiene acusados de paramilitares e incluso, a este último gremio le armó un gremio paralelo.
Santos reina a través de la intimidación o el chantaje en el sector gremial. Devuelve así al país a discutir la reforma agraria de 1936 impunemente, o llegar al cataclismo agrario sin que ninguno de los otrora peleadores dirigentes gremiales, salvo Pepe Lafaurie, osen levantar la mano. Santos deslegitimó a los dirigentes gremiales agrarios.
También desinstitucionalizó la concertación económica. Tiene el riesgo de ser desbordado por sectores insatisfechos recogidos por políticos ideológicamente contrarios al Gobierno. Al Movimiento por la dignidad cafetera, de las entrañas del Polo Democrático, se le unen los de la dignidad papera y la dignidad lechera. Estos últimos con diversos capítulos regionales que preparan un gran paro el 19 de agosto.
El Presidente Santos prefiere gobernar con sus amigos de golf y de póker, pero se enfrenta a una nueva realidad. La gobernabilidad se le desmorona y en los sectores económicos, se va a pique. Mantuvo la caña de un buen gobierno pero lo resquebraja la incompetencia gerencial y los resultados económicos, en especial en el agro.
Santos le entrega en bandeja los campesinos cocaleros a las Farc en el Catatumbo y el gremialismo en el campo al Polo Democrático. Quizás a eso se refería cuando decía ser traidor a su clase. No le creo. Más bien jugó con candela y ahora sale quemado. Cada día Santos se parece más a Rafael Caldera. Qué susto.
fsantosrcn@gmail.com
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()