Las elecciones del próximo 9 de marzo son muy importantes. Se elegirá el Congreso que desarrollará los acuerdos que se pacten en La Habana. No es cualquier cosa la que está en juego. Es la razón que entusiasma, por encima de cualquiera, a salir a votar: tener un Parlamento a la altura de una nueva etapa del país.
Si bien es la elección más trascendental en muchos años, nunca hubo una campaña tan enrarecida. En el país brotan candidatos de dudosa condición emparentados con quienes mandan desde la prisión, vástagos de clanes familiares asociados a la corrupción y el paramilitarismo. Notas de prensa, editoriales y columnas de opinión han dejado ver esta penosa condición. Y el Caribe colombiano vuelve a lucirse con tanta belleza.
Si no fuera por la importancia del momento histórico aplaudiría el voto en blanco para que fuera el detergente que limpiara el Parlamento. Pero es necesario votar, porque la paz tiene enemigos que van al Congreso a hacer de las suyas. Los que creen en el proceso de paz tendrían que votar por los partidos y líderes capaces de enfrentarse a la reacción. Ese debate requerirá gente seria, estudiosa y con agallas, con capacidad para manejar el posconflicto, incluyendo la memoria histórica, reparación de víctimas, desarrollo rural, lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Hay muchas buenas opciones de partidos y candidatos. La ideal sería una composición parlamentaria con viejas figuras curtidas, con trayectoria en el debate a favor de la paz, porque se necesitarán, y también nuevas figuras que renovarán la forma de hacer política, dejando atrás las mafias de contratos y corrupción, y los vínculos con el mundo criminal.
La región Caribe requiere en el Parlamento la representación perdida. Da grima ver cómo se piensa la renovación solo para seguir haciendo los que sus familias y socios han hecho. Al recorrer ciudades y carreteras, faltan ideas y programas. Además de ser muchos de ellos figuras apenas maquilladas, algunas son tiznadas de negro para cazar votos.
Por apostarle a la paz de Colombia y trabajar al tiempo por la región Caribe; focalizar sus esperadas acciones contra la pobreza y la desigualdad; por su trayectoria en la alcaldía de Cartagena, con resultados tangibles a pesar de sus propias frustraciones, en campos tan notables como el analfabetismo cero, la reducción de la pobreza, las políticas de inclusión social y de atención a la diversidad, las políticas culturales que sí las hubo y hacer un gobierno diferente a los anteriores en contratación pública, el 9 de marzo, aunque ustedes no me lo han preguntado, marcaré el tarjetón así: L por el Partido Liberal que encabeza Horacio Serpa al Senado y la casilla #55 de la ex alcaldesa Judith Pinedo.
albertoabellovives@gmail.com
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