Columna


La basura que no vio el Procurador

ALCIDES ARRIETA MEZA

18 de diciembre de 2013 12:02 AM

“El caos de las basuras fue premeditado,”  es el título de la entrevista que el periódico El Espectador realizó a Emilio Tapias, contratista, indiciado y personaje que tenía a su cargo  la organización de la licitación de recolección de Basuras desde la administración de Samuel Moreno. Graves imputaciones que indican la concertación de distintas conductas delictuosas, estas sí de carácter doloso, intencional  y perversas, hechos que además fueron denunciados por el alcalde Gustavo Petro en su momento,  pero  la procuraduría miró hacia otro lado.
La declaración de Tapias es concluyente, “Hay que decir que todo ese caos estaba premeditado y de eso puedo dar fe yo… Hubo un complot contra el alcalde de Bogotá por los intereses que tenían los operadores en su momento, estos se juntaron para no aceptar del Distrito la  última prórroga que se les iba a hacer al contrato con el fin de que se generara un caos en la recolección de basuras, caos que efectivamente se dIo, la estrategia fue ponerlo contra la pared. Pero ni así el alcalde cedió. Al no ceder la estrategia fue: vamos a tumbar al Alcalde porque el alcalde no aguanta tres días de basuras, la ciudad no lo aguanta”, así sucedió.
Las manos blancas, la delincuencia de cuello pueblo esas que no dejan huellas en sus acciones delictivas, según tapias metieron la mano, se atravesaron en el diseño de la política pública del alcalde  y con aliados en todas partes hicieron aparecer al Alcalde como el gran improvisador, el más inepto e incapaz de los Alcaldes del país.
Ese complot que atentó contra la salud pública, contra la propiedad pública es lo que la Procuraduría llama libertad de empresa, falta de planeación, falta gravísima de parte del Alcalde, por ello lo destituyó e inhabilitó por quince años.
Petro gobierna en contra de las mafias, éstas muchas veces intocables, esos propietarios de la “libertad de empresa”, por ello  las denuncias del Alcalde no fueron escuchadas, solo se vió lo que estaba en la superficie, las basuras en los oídos impedía escucharlo, creeríamos que sin saberlo, apoyaron el sabotaje.
La cabeza de Petro era pedida a gritos, su muerte política era inevitable, los opositores estaban felices, las mafias de plácemes. Fiestas y agasajos debieron hacerse, la política pública de hacer que lo público, fuera público había fracasado, el complot habría sido todo un éxito, pero todo no estaba consumado, la sociedad civil reaccionó, rechazó la arbitrariedad, la fiscalía comenzó a investigar, la jurisdicción internacional fue informada, entonces se activó la defensa de la democracia, por ello estimaría que Petro debería quedarse para que Bogotá siga siendo aseada porque  hay muchos desechos que recoger en este régimen en donde todavía hay mucha basura.
Profesoralcidesarrieta@hotmail.com

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