Columna


La brea perdida

JORGE ENRIQUE RUMIÉ

12 de julio de 2013 12:00 AM

JORGE RUMIÉ

12 de julio de 2013 12:00 AM

Viajar al aeropuerto de las ideas es el mejor camino para que despegue un tema para una columna periodística. Pero claro, antes debes recordar que no hay nada más alebrestado que un tema incrustado en las nubes de la imaginación, cuando no quiere aterrizar y los aviones del pensamiento se acumulan en el cielo. Toca tener paciencia, esperar que se disipe la tormenta cerebral y ordenarle a la torre de control que aterrice la idea en la pista del computador. 
Por ejemplo, un tema de columna podría ser una disertación sobre el arte de ordeñar una vaca en el espacio y que nadie muera en el intento. Eso sonaría interesante. Podría también escribir sobre cuántos “puya ojos” caben en un ascensor. Aunque te digo que sería mejor hacer un doctorado en Ciencias Políticas en Harvard, para  saberlo. O, por qué no dictar cátedra sobre la importancia del agua en la navegación, para hacerles sus recomendaciones a los pescadores. O investigar también por qué el agua moja, la toalla seca y el patacón aprieta. Y hasta cuantificar las posibles causas del embarazo, para llevar unas cartulinas didácticas a la maternidad y pegarlas en las paredes. 
Todos son buenos temas, pero no, estimado lector. No es lo que quiero para hoy. Más bien quiero escribir sobre un aspecto del que nunca imaginé que tendría que hacerlo, porque cualquiera diría que por lo básico y por lo obvio, debería ejecutarse normalmente; pero no es así. La verdad, esperé mucho tiempo y me terminaron saliendo telarañas en las sentaderas de la paciencia. Al final, el tiempo apremia y los perjuicios se acumulan, y la sentencia de los días te puede engullir con el mismo carácter filosófico que puede tener un “mero” encuevado en un inodoro.   
La inquietud es la siguiente: ¿por qué tenemos tantos años (quizás unos 10 años) de no rellenar las juntas en las vías pavimentadas en Cartagena? ¿Sabe usted cuántas carreteras se están deteriorando en la ciudad, por negarle el mantenimiento más primario y económico para una vía? ¿Sabe usted que de no rellenar las juntas de las vías, así sea con brea, implicaría que se socaven con el agua y luego se fracturen? ¿Es qué acaso, en los últimos 10 años, no disponemos de los recursos en la Alcaldía para hacerlo? ¿Tan bajo hemos caído? Por favor, estimado lector, dígame usted: ¿cuándo fue la última vez que le echaron brea al cemento de su calle?
Si no somos capaces de hacerle el mínimo mantenimiento a las vías, ¿con qué criterio y responsabilidad vamos a construir más puentes, parques, hospitales, escuelas y carreteras?
Demasiadas inquietudes para una columna, y eso que no pregunté por los  huecos o cráteres legendarios que tenemos en las vías principales de la ciudad. Alguno de ellos con más de 10 años de antigüedad.
Mejor dejo ahí y me despido, porque la brea está perdida.

Jorgerumie@gamial.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS