Nuestra economía tiene las características para destruir empleo. ANIF señaló que el pronóstico para el 2017 cambió para caer entre el 1,5 % y el 1,8 %, resultado más que mediocre. La curva del PIB, con una tendencia a la baja, preocupa.
Más allá de la caída de los precios de nuestros principales productos de exportación, el petróleo y el carbón, hay serias dificultades en sectores vitales para generar empleo. El agro y la industria están postrados y la minería decrece. Según Fenalco, de 6,3 millones de empleados que había en el sector, se pasó a 5,7 millones en los últimos años.
Así, el mayor acelerador de la economía y de crear empleo sería la inversión extranjera directa, pero según la revisa Dinero, para el primer trimestre de 2017 disminuyó 46,5% respecto al año anterior. No hay duda de que la tasa de desempleo se elevará y volverá a dos dígitos, salvo la aparición de una mano mágica en el DANE.
Colombia debe ejecutar medidas estructurales para hacer una reingeniería del aparato productivo y permitir las condiciones óptimas para crecer mucho más rápidamente, ser destino de inversión y generar empleo formal y de calidad.
Una es acabar la inestabilidad jurídica y fiscal y con el excesivo costo regulatorio. Colombia está entre los siete países donde se paga más impuesto de renta, las empresas tienen una tarifa cuasi confiscatoria y muy poco competitiva, hay una gran inestabilidad tributaria para la inversión y se han hecho dos reformas fiscales en tres años; si seguimos así, se necesitará otra más en el corto plazo. Además, los empresarios y emprendedores están sometidos a un exceso de trámites y enredadísimas regulaciones que suben costos y abren las puertas a la corrupción. Tenemos que lograr que el Estado trabaje para el ciudadano y evitar que el ciudadano sea esclavo del burócrata.
Es necesario eliminar las causas de la informalidad laboral. Solo 7,8 de los 22 millones de trabajadores ocupados está vinculado al sistema de seguridad social, lo que supone una informalidad laboral cercana al 65%. La alta informalidad es raíz de graves problemas: genera empleos de baja calidad y actúa como competencia desleal, contribuye al bajo número de contribuyentes directos, profundiza la pésima distribución del ingreso y la baja cobertura de la seguridad social contributiva. No es asunto menor que la pobreza en Colombia se concentre en los informales, las mujeres y la población rural.
Tampoco nos va bien en la articulación entre las agencias del Estado y aun menos la de ellas con el sector privado. Concertación debería ser palabra clave en la relación entre gobierno y privados. Y para ello son fundamentales los gremios, que no pueden ser tratados como enemigos por tener posiciones distintas a las del Gobierno.
Por otro lado, hay que proteger y preservar el sindicalismo democrático y propositivo, amenazado por el fortalecimiento de las corrientes vinculadas a la izquierda radical y armada, enemigas de la propiedad privada y destructivas de la empresa y el emprendimiento. Hay que proteger el contrato sindical. Y fomentar el emprendimiento, objeto de una próxima columna.
Rafael Nieto Loaiza
Tampoco nos va bien en la articulación entre las agencias del Estado y aun menos la de ellas con el sector privado. Concertación debería ser palabra clave en la relación entre gobierno y privados.
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