Columna


La canción de Cortez

DARÍO MORÓN DÍAZ

18 de enero de 2014 12:02 AM

El cantautor Alberto Cortez, junto a los ya fallecidos Facundo Cabral y Violeta Parra, hacen parte de ese grupo de versificadores contestatarios de los hechos sociales descritos en canciones de indudable valor artístico y literario. En los años 80, Alberto Cortez compuso y cantaba una canción impregnada de dolor en la que describió la masacre ocurrida en el Líbano, en un campo de refugiados, que fue exterminado por un grupo terrorista: “La falange”: “¿A dónde estaba el sol cuando sonaron los ecos desatados de la ira? ¿No será que las sombras lo apagaron en Sabra y Chatila? ¿A dónde estaba Dios, cuando la gente fue sometida a hielo en las pupilas? ¿No será que se ha vuelto indiferente en Sabra y Chatila? ¿A dónde estaba yo, en qué galaxia, insensible leyendo la noticia? ¿No seré uno más en la falacia de Sabra y Chatila? ¿A dónde estabas tú, con tu arrogancia, poderoso señor que en la mochila llevas todo el cadáver de la infancia de Sabra y Chatila? ¿A dónde está la voz del abogado fiscal de la razón y la justicia? ¿No será que sus leyes derogaron en Sabra y Chatila? ¿A dónde está el orgullo de los hombres, o acaso hay que decir “hipocresía”? ¿Por qué tanto dolor no tiene nombre en Sabra y Chatila? ¿De qué me estás hablando amigo mío? ¿No ves que mi conciencia está tranquila? ¿Qué tengo yo que ver con lo ocurrido en Sabra y Chatila? ¿O acaso estaba yo con los soldados metido a la distancia, entre sus filas aceptando los hechos consumados en Sabra y Chatila? ... Aunque yo siga ausente en mi galaxia comentando en canciones la noticia, el ángel del horror sigue su marcha en Sabra y Chatila. Deambula por Beirut y en otras lunas, reptando sin parar, como una anguila insaciable y cegado por la gula de Sabra y Chatila… Ya fue abierta la herida y sigue abierta en Sabra y Chatila…”.

Los autores materiales e intelectuales de la masacre fueron acusados de “crímenes de lesa humanidad” y llevados a un juicio en el Tribunal Internacional de Bruselas en 1982, juicio que no llegó a nada concreto debido al poder que ostentaban los acusados, que eran miembros del ejército de Israel. El principal sindicado posteriormente pasó a tener un poder avasallante en su patria, a tal punto que llegó a ser elegido primer ministro. Histórica o anecdóticamente el único documento sobreviviente de los crímenes en Sabra y Chatila es la canción de Alberto Cortez. El principal acusado, Ariel Sharon, acaba de morir en su patria, donde le rindieron innumerables homenajes como héroe nacional.

Notícula.-Terrorismo judicial. La cacería mediática en los medios bogotanos contra el magistrado José María Armenta no tiene nada que envidiar al accionar de las mafias.

*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

dmorond@gmail.codmorond@gmail.com

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