Columna


La Cartagena del futuro

ALCIDES ARRIETA MEZA

21 de marzo de 2013 12:00 AM

ALCIDES ARRIETA MEZA

21 de marzo de 2013 12:00 AM

Una nueva Cartagena es el sueño del futuro, y no me refiero al desarrollo urbanístico, comercial e industrial, esfuerzo que es digno reconocer producto de la empresa privada, desarrollo que debe cumplir su misión y función social. La Cartagena que propongo es aquella que privilegie la ética, que “Se comprometa a transformar el ser humano, sus valores y sus propósitos.” Wilian Ospina.Una ciudad que esté preparada para no ser saqueada por la voracidad de unos cuantos, que como nadie, saben hacer de lo público su propia finca, o su propia tienda, como alguna vez le  escuché a un alcalde encargado.
Una ciudad en donde las alcaldías no resulten “más rentables que coronar un embarque de coca,” como dijo un tristemente célebre, líder de las mafias políticas, sino el más transparente, racional y equitativo manejo de lo público, centrado siempre en el interés general.
Una ciudad en donde el pueblo no tenga  hambre, en donde todos quepamos, y sea centro y cuna del disfrute para raizales  y foráneos.
Una ciudad que exista para  todos, y que todos disfrutemos de sus privilegios, ejemplo de la redistribución  del ingreso y la riqueza.
Una ciudad que despierte, y se decida a actuar civilizada y racionalmente, para  desterrar, la violencia, la intolerancia y  el racismo.
Una ciudad que transforme el presente, que es el mismo futuro, para todas  las generaciones, y que no se olvide de lo humano, ni de los humanos.
Una ciudad que de verdad recuerde que los vulnerables son casi todos, y que ellos, tienen derecho al desarrollo y no a las limosnas.
Una ciudad en donde se pueda vivir dignamente, y que la regla general y la excepción, sea  el respeto; solo el respeto, la solidaridad y el amor  por los demás.
Una ciudad  de grandes hoteles, de grandes  proyectos, pero para todos, pero con hospitales, y centro educativos de estrellas humanas.
Una ciudad donde se respete a todos,  a los niños, a las mujeres, a los ancianos, con una gran cultura, ejemplo  de Colombia y para el mundo.
Una ciudad donde se ejerza la  autoridad,  y con profundidad  la ciudadanía, y los  controles sociales.
Una ciudad donde  las  universidades participen de la vida política, y económica   en todo  su territorio.
Una ciudad sin indigentes, sin vendedores informales, insertados en el desarrollo  humano y  económico.
Una  ciudad, “donde aprendamos, “que no es el asfalto, y los bloques, sino el relato de la cultura, y que si algo no puede  ser civilización es el urbanismo sin alma, la industria sin moral, y el poder sin principios”. Wilian  Ospina.
El deseo se parece a la utopía, sueños  cuya  realidad  solo es  posible con  la intervención de todos,  a lo cual está prohibido renunciar jamás, porque equivaldría  renunciar  a vivir. 
Abogado y profesor universitario
Alcidesarrieta77@hotmail.es

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