El vino Mariani, creado en 1863, contenía extractos de coca. Por esas calendas no se reconocían los graves efectos de la cocaína. John Pemberton quería inventar una bebida medicinal perfecta y, luego de muchas afugias, en 1889 mezcló nueces, cola, coca, jarabe de azúcar y creó la fórmula original de la más famosa bebida azucarada.
En Estados Unidos, 66% de los adultos tiene sobrepeso u obesidad y anualmente gasta casi 200 billones de dólares. Se producen más de 10 billones de galones de bebidas azucaradas por año. Las productoras invierten billones de dólares en mercadeo, especialmente dirigido a niños. En Colombia 39% de adultos tiene sobrepeso u obesidad y gasta más de 1,2 billones de pesos.
La evidencia científica sobre las bebidas azucaradas, resumida por el ministro de salud en su quijotesca batalla, confirma que: el consumo aumenta en el mundo y especialmente en niños creció más del 60%; los líquidos no dan la misma sensación de plenitud o satisfacción que los alimentos sólidos, con lo cual la persona puede seguir comiendo, aún después de ingerir una bebida alta en calorías; su consumo puede llevar a ganar más de 5 libras de peso por año; por ser fuentes de caloría sin valor nutritivo, se asocian con una dieta de menor calidad; juegan un papel en la epidemia de obesidad y diabetes mellitus; reducir su consumo se asimila a menor ganancia de peso, incluso en personas con riesgo heredado de obesidad; el impuesto a las bebidas azucaradas redujo el consumo en México y California; se ha planteado que el impuesto podría salvar unas 19.000 vidas en México.
En 2013, Coca-Cola lanzó un anuncio “anti-obesidad” reconociendo que las bebidas azucaradas y otras bebidas han contribuido a esta epidemia. Por eso promovieron su gama de bebidas sin calorías y confrontaron a las personas a asumir la responsabilidad al escoger sus bebidas. Algunos cuestionaron ese anuncio como publicidad engañosa.
Dado que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muertes prematuras y los mayores costos en salud, la Asociación Colombiana de Economía de la Salud (ACOES) anunció su respaldo a la iniciativa del ministro Gaviria de incrementar los impuestos al tabaco y crear un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas. El impuesto compensaría los costos sociales generados por el consumo de estas nocivas sustancias.
El recorrido en la lucha anti tabaco debería guiar la campaña contra las bebidas azucaradas y la comida rápida. Por esa misma vía penalizaríamos a la televisión que se asocia, también, con vida sedentaria, más ingesta de calorías y obesidad.
La lucha contra estos vicios de la modernidad y de la plusvalía debería ser una combinación de: promoción, prevención, prohibición e imposición tributaria.
*Profesor Universidad de Cartagena
crdc2001@gmail.com
Comentarios ()