La encuesta Cartagena Cómo Vamos confirma que los cartageneros sentimos que la ciudad no es buen lugar para vivir. Sólo un 21 % de los ciudadanos cree que las cosas van por buen camino, la mayoría no confía en sus concejales y la favorabilidad del alcalde Duque fue la más baja en la historia de estos informes. Todo esto coincide con la crisis social de Cartagena y con la inminencia de elegir a un alcalde que reúna las competencias para liderar nuestra ciudad.
La socialización de este estudio agitó el ambiente político. Esperamos que los candidatos, consecuentes con su liderazgo cívico, hayan estado atentos para incorporar a sus programas de gobierno los temas más sensibles. A estas alturas y frente a la situación de la ciudad, quien no dimensione el alcance de este instrumento, es porque no ha entendido el valor de preguntarle al ciudadano por sus preocupaciones.
Pero la encuesta de percepción no fue la única que circuló. Por casualidad o estrategia, dos encuestas de intención de voto se desplegaron de manera simultánea. En la primera punteaba Andrés Betancourt, candidato que en las elecciones pasadas logró 50.000 votos y lidera un diálogo con las comunidades a través de la estrategia
“Cartagena entre todos”. En la segunda, se daba por ganador a Quinto Guerra, candidato del Partido Conservador, quien fue segundo en la última contienda electoral.
Pero las encuestas electorales son datos, y los datos, datos son. Más allá de quién lidere una u otra encuesta, lo más relevante de esa información no es tanto lo que dice, sino lo que no dice: la indignación ciudadana ante la crisis social que coincide con lo revelado por CCV. Ante este escenario, que tenderá a complejizarse cuando se acerquen las elecciones, los ciudadanos debemos dar un paso más allá de la indignación para quitarle el poder a las maquinarias de siempre y devolvérselo a las comunidades.
Martin Luther King nos enseñó que es vital hacernos presentes en situaciones de injusticia y frente a ellas nos preguntemos: ¿qué sucede?, ¿soy parte de esto?, ¿estoy dispuesto a hacer sacrificios para cambiarlo? Todos queremos lo mejor para esta ciudad y queremos hacer parte del cambio. De allí que el próximo alcalde debe estar dispuesto a gobernar con la ciudadanía y no desde un escritorio. Su mayor virtud ha de ser su sentido de inclusión, autoridad y justicia. Su liderazgo debe generar confianza y su visión de ciudad ha de ser de largo plazo aunque gobierne por un período corto. La confianza estará puesta en quien con sus acciones desde ya empiece a dar señales de buen gobierno.
VIVIAN ELJAIEK JUAN
veljaiek@andi.com.co
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