Columna


La confabulación mundial

ALBERTO ABELLO VIVES

24 de septiembre de 2016 12:00 AM

Lo ocurrido el martes y el miércoles pasados en Nueva York, jamás le había ocurrido a las relaciones exteriores y la diplomacia colombianas. Colombia fue reconocida, durante la estadía del presidente Santos, como el país que hace el mayor aporte a la paz mundial en este momento. Las figuras con las que el presidente se entrevistó y se cruzó; las congratulaciones por los acuerdos para el fin del conflicto con las Farc enviados por la gran mayoría de países miembros de las Naciones Unidas y los atronadores aplausos de la Asamblea General de este organismo nunca antes habían ocurrido en esa magnitud. Colombia es la estrella del momento como lo dijera el rey Felipe VI.

Pero, ¿será que todos estos países se están confabulando contra Colombia? Me niego a creerlo. ¿Será que todos -incluidos EEUU- quieren conducirnos al “castrochavismo” e instaurar una narcodemocracia en Colombia al respaldar los acuerdos? Me niego a creerlo. ¿Será, entonces, que ninguno de ellos ha leído los acuerdos o que no han tenido asesor alguno que lo hiciera por ellos para contarles las atrocidades -que según los del Centro Democrático- contienen? Me niego a creerlo. Es decir, ¿que todos son una partida de ignorantes e irresponsables con la paz del mundo? Me niego a creerlo. Y, ¿esa irresponsabilidad también caracteriza, acaso, al papa Francisco y al secretario de Estado del Vaticano cuando oran por la paz en Colombia? Me niego a creerlo.

Barack Obama le anunció al mundo que la paz de Colombia había sido de interés personal y primordial durante su gobierno. Y se supo del acompañamiento permanente desde EEUU a los diálogos de La Habana. ¿Será entonces que el Tío Sam se dejó meter gato por liebre frente al narcotráfico? Lo dudo. O, tal vez, alguien pensará, que a este presidente saliente, le importa un rábano lo que pase y querrá dejarle a su sucesor una narcoguerrilla fortalecida camino al poder en la esquina norte de Suramérica. Vea usted, a lo que habremos llegado.

Los que enviaron epístolas a los presidentes para que no vinieran a Cartagena a la firma de los acuerdos del próximo lunes, se quedarán con los crespos hechos. La fotografía que quedará para la posteridad y la nueva historia de Colombia permitirá apreciar una gran mancha blanca de seres de todo el mundo venidos para celebrar por el futuro desarmado del país. Como el coronel, aquellos seguirán esperando la carta de respuesta. Mientras tanto, para desviar la atención sobre sus torpezas, le caen al ejército colombiano y lo acusan de traición. ¡Habrase visto tal despropósito dirigido contra quienes durante cinco décadas hicieron la guerra y se enfrentaron a las Farc!

Porque al leer los acuerdos no encontré nada de los cacareados peligros, plancharé la guayabera blanca para vestirla el lunes.

Es decir, ¿que todos son una partida de ignorantes e irresponsables con la paz del mundo? Me niego a creerlo. 

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