Columna


La delirante “pureza racial”

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

14 de julio de 2013 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

14 de julio de 2013 12:00 AM

En estos días se inició en Berlín la construcción de un monumento que intenta recordar a las víctimas del programa de eutanasia, mediante el cual el régimen nazi ejecutó a miles de discapacitados físicos y síquicos, en una delirante campaña de pureza racial que incluía adultos con enfermedades crónicas y niños discapacitados.
Adultos enfermos de epilepsia, esquizofrenia y otras enfermedades psíquicas y físicas fueron el blanco de esta práctica, que acabó oficialmente con la vida de 170.273 personas entre enero de 1940 y agosto de 1941, para la cual los jerarcas nazis esgrimían el pérfido argumento de que aquellas vidas “no eran dignas de ser vividas".
En cuanto a los niños ejecutados con el mismo propósito, hay documentado el uso de 789 discapacitados con los cuales realizaron experimentos “científicos” entre 1940 y 1945. La retorcida ideología nacionalsocialista pretendía encontrar con estas investigaciones una solución al problema de los niños con defectos congénitos, los cuales, según el Tercer Reich, no merecían vivir. Los pequeños fueron sometidos a tratamientos experimentales o a cirugías exóticas y más tarde fueron asesinados con grandes dosis de barbitúricos. Sus cerebros fueron conservados en frascos con formol y utilizados más tarde en investigaciones “científicas”.
Otras 350.000 personas “desechables” fueron utilizadas para extravagantes experimentos científicos que realizaron los médicos de las SS, los cuales son una mancha en la historia de la medicina. La lista de estos incluye el uso de sustancias químicas dudosas en enfermedades infecciosas; el efecto de la altura en el organismo humano que consistía en poner a los “cobayos” humanos en cámaras en las cuales se sacaba poco a poco el aire, para después ir anotando las reacciones que presentaba la víctima hasta fallecer por asfixia.
Otros experimentos incluyeron: cirugías experimentales sin anestesia para medir cuánto dolor aguanta el ser humano; la esterilización de mujeres mediante el uso de radiaciones o de soluciones cáusticas en el útero; o lo contrario, intentos vanos de fertilización de mujeres con semen de micos: y el estudio de los efectos de la congelación, para lo cual se ponía a la víctima en una bañera con agua helada y se iban anotando los síntomas a medida que la temperatura disminuía. Con este  “experimento” los nazis querían determinar el tiempo que necesita una persona sometida a bajas temperaturas para morir, esto con el propósito de que sirviera de información a los pilotos de los aviones de guerra que cayeran en las frías aguas del Mar del Norte.
En fin, este monumento será una reparación tardía para los familiares de las víctimas de la barbarie del nacionalsocialismo, una ideología llamada apropiadamente como el excremento de la historia.

*Columnista
menrodster@gmail.com

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