Columna


La democracia como escudo

RICARDO TROTTI

21 de julio de 2018 12:12 AM

La democracia es el mejor sistema de gobierno. Es tan bueno, que hasta los corruptos y tiranos se escudan en ella para continuar siendo tramposos y totalitarios.

Nicaragua y Venezuela resaltan este concepto. Los regímenes de Daniel Ortega y Nicolás Maduro se mantienen en el poder con total impunidad. Persiguen y encarcelan a opositores, reprimen manifestaciones públicas, censuran la libertad de prensa, deshacen procesos de diálogo a su antojo, disuaden con violencia extrema, dosifican alimentos e incentivan el éxodo.

Más que asumirse gobierno para administrar los bienes de todos, se arrogaron ser Estado, de ahí que les resbala el sistema republicano que obliga a respetar el equilibrio de poderes.

Si esta crisis política, social y económica hubiera ocurrido en los 70, Ortega y Maduro ya serían pasado. En aquellas épocas, también oscuras, los golpes de Estado primaban por sobre los procesos electorales. Ahora, los resortes democráticos para desembarazarse de regímenes corruptos y autoritarios son más respetuosos y complejos. La democracia reclama métodos prolijos y transparentes, aunque no coinciden con la preferencia de quienes sufren en carne propia a los dictadores.

Sin probabilidades de golpes de Estado, invasiones o revoluciones internas, Ortega y Maduro acusan que cualquier propuesta de elecciones anticipadas o de diálogo con la oposición son injerencias a su soberanía, actos de sabotaje o terrorismo internacional. Mientras tanto, ganan tiempo prometiendo negociaciones y diálogos que nunca cumplen.

Por suerte, la comunidad internacional está ahora más proactiva que antes. Además de las sanciones económicas e inmigratorias que impusieron EE.UU., Canadá y la Unión Europea, la OEA resolvió exigir a Nicaragua elecciones anticipadas y el cese de la violencia que contabiliza más de 350 asesinatos a manos de paramilitares y francotiradores.

Ante la propuesta que Ortega difícilmente aceptará, su canciller Denis Moncada acusó a los gobiernos firmantes de orquestar un “golpe de Estado” y la “ruptura del orden constitucional”. La vieja fórmula de vestirse de demócrata para denunciar que el autoritarismo es de los demás.

Sin dudas un posible acuerdo de elecciones anticipadas descomprimiría la presión, aunque no ofrece garantías de que Ortega salga de la película, mientras mantenga aceitada la maquinaria del fraude.

Ortega y Maduro, fieles discípulos del calculador Fidel Castro, saben que en plena crisis aguantar juega a su favor. Las carestías hacen mella en la población y el éxodo masivo termina siendo la válvula que descomprime la presión interna.

Los resortes democráticos son insuficientes ante situaciones extremas. El aislamiento total puede ser una solución, pero debe ser de rápida y eficiente ejecución, de lo contrario se puede profundizar la crisis que se quiere resolver. El embargo a Cuba sirve de espejo.

trottiart@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS