Columna


La deuda impagable

JESÚS OLIVERO

02 de diciembre de 2016 12:00 AM

La Concesión Costera Cartagena Barranquilla es la encargada de construir el viaducto sobre la ciénaga de la Virgen, así como de mejorar los puentes sobre el mismo cuerpo de agua. Esta obra es una plataforma de desarrollo urbano y social, con varios beneficios para la ciudadanía. No obstante, como siempre sucede aquí, sigue la misma dirección de otras construcciones que poco a poco generan una deuda impagable con la sociedad.

Cuando Transcaribe apenas empezada, los constructores y los medios en general manifestaban que la obra era tan importante que cualquier sacrificio de los ciudadanos era justificado frente a los beneficios. Siempre se referían a que debíamos soportar trancones, muchas veces de horas, solo por ajustarnos a la construcción en materia espacio, y que eso valía la pena. Fueron diez años en lo mismo, y millones de horas desperdiciadas por los usuarios en general, que si pudiésemos cuantificar, sería una deuda gigantesca.

Ojalá no suceda igual con estas obras de $1,7 billones, un número tan grande que debería ser garantía para minimizar el impacto de la construcción sobre los usuarios. Hoy, los trancones en horas pico pueden ser de media hora, pero en vacaciones, será aún mayor. Aunque dudo de la tecnología empleada en la construcción, la cual involucra hasta relleno con icopor, me es difícil de entender por qué intervenir simultánea, pero pasivamente varios puentes, lo cual causa el trancón. Debe existir, inclusive podrían inventarla, la forma de habilitar esa carretera en ambos sentidos mientras reparan los puentes. Eso es lo esperado y lo que las autoridades locales deberían exigirle al contratista. Lo fácil y mediocre es parar el tráfico, creen que el tiempo de la gente es gratis.

Pero no es así. Ese tiempo que cada persona gasta allí nunca será recuperado, reembolsado, ni vale la pena dárselo a la concesión. En realidad es una deuda con todos nosotros, acolitada por las autoridades a quienes el tiempo ajeno no importa. Una persona regresa a casa desde el Centro y llega a las 7 p.m. Con el trancón, llegará media hora después. Los niños pequeños se acuestan a las nueve, eso quiere decir que la magnífica obra les quita 25% del tiempo que el padre tiene para verlos, el cual como mencioné, podría llegar al 50% o más en temporada. Esta enorme deuda, innecesaria e injusta, deben minimizarla las autoridades, exigiendo turnos completos, ingenieros competentes, mayor planeación y usar tecnologías para evitar cerrar la calzada. La ciudad necesita contratistas eficientes, no aquellos que a punta de cierres de vías y trabajitos por todos lados intentan hacernos ver que cumplen.

@joliverov

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