Según Semana, en Colombia crece otra “bomba demográfica”, ya que se avizora de que entre 2015 y 2050, la población mayor de 70 años pasará de 4,3 % de la población total a 13,8 %. Esto será un problema social grave y oneroso para nuestro país y para los mayores de 60 años es fuente de incomodidades, ya que la vejez llamada irónicamente como la “Edad Dorada” es un problema existencial difícil, por ineluctable, por la memoria que se deteriora, por la piel que se arruga, por la debilidad muscular y por el fantasma de la soledad, en algunos casos una asidua visitante.
Es una etapa de la vida en que la canción Hola Soledad va al fondo del alma. En clave literaria, los versos de León de Greiff, “Señora muerte que se va llevando, todo lo bueno que en nosotros topa /Solos en un rincón vamos quedando/”; y los de Quevedo, que dicen: “Ayer se fue, mañana no ha llegado, /hoy se está yendo sin parar un punto/ soy un fue, y un seré y un es cansado”, llegan en horas de angustia. “En esta etapa de la vida la visión se enturbia, el sueño es frágil, las articulaciones duelen y en algunos casos la digestión es difícil. Tal vez por eso, Roger Bacon, en el siglo XIII, la consideraba una enfermedad y Paracelso decía que era una autointoxicación” (Beauvoir, Simone. La Vejez pág. 25)
Otras dificultades que incordian a la gente de la tercera edad en Colombia son: la pobreza, ya que 48 % de ella es pobre y el acceso a la salud, a pesar de que casi todos tienen afiliación a este, resulta difícil utilizar los servicios que en esta etapa de la vida se necesitan más, ya que una legión de patologías les incordia la vida. Entre las más frecuentes destaco: la depresión, problemas respiratorios, cardiacos, urinarios, oftálmicos, diabetes, hipertensión, artrosis, desnutrición, demencias y sigue un largo etcétera.
A las barreras para acceder a la salud se agregan la baja cobertura pensional, ya que se calcula que solo 25 % de los mayores de 60 años tiene una pensión; y las agresiones, ya que muchos son maltratados en las calles y en sus hogares, en ocasiones por sus parientes.
Para colmo, como vivimos en un mundo mediático, en que la imagen vale mucho, los ancianos en ocasiones se sienten sobrar en este mundo o como dicen en el boxeo, peleando fuera de su peso. Por eso el Estado debe diseñar una política pública que ayude a los ancianos a que puedan aguantar esta etapa difícil de la vida. En fin, la vejez hay que encararla y planificarla con dignidad. Eso sí, se tiene que estar preparado sicológicamente para sobrellevar esta etapa, una especie de naufragio existencial por sus limitaciones biológicas, como si fuera una batalla final que hay que enfrentar como Dios manda: como el combate más digno que se debe dar en la vida.
*Columnistamenrodster@gmail.com
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