Columna


La educación y los valores

ROSA EMILIA MEZA LASTRA

30 de agosto de 2013 12:00 AM

La supervivencia de las especies ha sido y será tarea dura y difícil. El reino animal y vegetal  padece un proceso de aniquilación tremendo, producto de la soberbia, avaricia e irresponsabilidad del hombre. En lo que a la fauna y vegetación se refiere, en  el mundo muchas regiones soportan este cáncer, trayendo consigo desertificación, sequía, hambre y muchas calamidades. África es un lamentable ejemplo de ello. No es aventurado afirmar que esto contribuye mucho a la alteración ambiental, propiciando el cambio climático. Colombia también es víctima de este mal, a diario los medios de comunicación documentan la tala indiscriminada de nuestros bosques, no sólo para explotar la madera, sino también para la minería ilegal, los cultivos ilícitos y la desordenada y desaforada explotación de la  ganadería extensiva, lo que ha ocasionado que muchas fuentes hídricas estén contaminadas y otras en progresivo deterioro.
Estas prácticas perversas acabaron con un sinnúmero de aves, animales de todas las especies y muchos maderables y plantaciones de cada región han desaparecido y otras están en vía de extinción. Carecemos de cultura ambientalista y lo que es peor las políticas públicas son inanes. No hemos aprendido a convivir con la madre natura y no valoramos lo bueno y bello que ella nos da. En  lo que a la convivencia entre nosotros como  seres  humanos concierne, atendemos más a Thomas Hobbes que a Cristo; “amaos los unos a los otros” desapareció de nuestros corazones. Cada vez más la envidia, el odio, los celos y las bajas pasiones convierten al hombre “en lobo del hombre”. La capacidad de asombro sobre la barbarie y la sevicia de los actos violentos ha desaparecido.
Lo irresuelto y la intolerancia son el pan nuestro del diario vivir, cada quien se cree con derecho a pasar por encima de las normas morales o legales, debilitándose o mejor, poniendo en riesgo la institucionalidad. Esto es grave y preocupante.  Es urgente que la familia y la escuela retomen la formación y educación en valores, que la instrucción y capacitación académica superior no solo sea técnica, tecnológica, científica, jurídica, filosófica, artística, etc, sino también con un significativo componente ético y moral para alcanzar la integralidad plena del desarrollo humano y para que los líderes políticos y sociales entiendan que el respeto y tolerancia por los demás son lo mejor para una sana y fructífera convivencia pacífica del ser humano. Recordemos que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás y la paz es el respeto del derecho ajeno.
*Abogada  Directora Consultorio Jurídico Tecnar.

rosa.meza@tecnar.edu.co

 

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