Columna


La “fantástica”

DAVID MÚNERA CAVADÍA

29 de septiembre de 2015 12:00 AM

Los últimos estudios de “La Heroica” son dramáticos. En julio pasado “Cartagena Cómo Vamos” señaló que la ciudad ocupaba el tercer lugar entre las capitales en pobreza y el segundo en indigencia o miseria. Más de 250 mil “fantásticos” se debaten entre pobreza y miseria. También dijo que hay miles de familias que consumen una comida diaria, o que se acuestan sin probar bocado. Este estudio coincide con el del Observatorio del Mercado Laboral de junio 2015, al asegurar que más de 54% del empleo es informal, o sea, 224.877 trabajadores no gozan de salario, seguridad social, ni prestaciones sociales.

Además en el último informe del “Índice de Progreso Social” en las 10 capitales más importantes de Colombia, el Corralito de piedra ocupa el deshonroso penúltimo lugar, con 53,6 sobre 100. Las mediciones son benignas porque la realidad es más cruel, pues parten del falso supuesto de que en Colombia quien devengue más de $217.043, según el gobierno de Santos, es de clase media.

Una buena parte de Cartagena, con cientos de miles de habitantes, se parece a los países pobres del África, por eso es más criminal e indignante que los dineros públicos nacionales y distritales sean un “fandango de la corrupción y de la politiquería”. Cada peso que se queda en los bolsillos de algunos altos funcionarios, de los políticos o de los contratistas, condena a un cartagenero a seguir en la pobreza.

Como concejal adelanté más de 30 debates sobre licitaciones y contrataciones amañadas o irregulares de las diferentes administraciones de Cartagena desde 2012.

Contratos como: desmontar el alumbrado navideño, limpiar canales, infraestructura en centros de salud e instituciones educativas, favorecer a contratistas foráneos, prorrogar por 13 años a la multinacional Aguas de Barcelona, pavimentar la malla vial, endeudar a la ciudad por más de $450 mil millones en los dos últimos años y el “Trascorrupto o Transcaribe”, que lleva más de 10 años de despilfarro. Muchas de estas denuncias duermen en los anaqueles de la Fiscalía, Procuraduría y Contraloría.

Cartagena está en el peor de los caos y así se refleja en las últimas encuestas: inmovilidad, inseguridad, desempleo, pobreza y miseria, caros y pésimos servicios públicos, al igual que la educación y  la salud. Por eso ocupamos siempre los últimos lugares en Colombia, verdades que se pretenden ocultar con pequeñeces de obras o campañas publicitarias que no cambian la realidad.

Cartagena tiene que ponerse de pie y salir del atolladero, víctimas de una clase dirigente más preocupada por sus intereses particulares que por la ciudad y sus habitantes.

Creo que la ciudad tiene arreglo y es un deber de todos defenderla.

*Concejal polo democrático

clamuro13@gmail.com

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